lunes, 18 de diciembre de 2017

No sé qué le pasa a la humanidad… la derecha pinochetista ganó las elecciones en Chile

No cuentan los oprobios y los crímenes del pinochetismo en gran algazara estos días, ni lo poco que hizo la presidenta, ni el moderado clima de tolerancia, casi tan sutil que no se distingue el garrote centroizquierdista de la derecha pinochetista. No sé qué le pasa a la humanidad. Y no los engaña nadie, cómo ha puesto de moda la izquierda culpando a los medios masivos de comunicación. No la gente vota así o de otra manera totalmente consciente. De tontos no tienen ni un pelo. Y cosecharán, claro está, el fruto de su torpeza


NO SÉ QUÉ LE PASA
A LA HUMANIDAD… LA DERECHA PINOCHETISTA
GANÓ LAS ELECCIONES EN CHILE


Por Luciano Castro Barillas

La ola de la restauración neoconservadora explotó en Chile, entre espumas ominosas, revolviéndose en el alfaque, en la marejada de una incierta y errática izquierda que ya no es sorpresa para nadie, ni rival a la postre de tomarse mucho en cuenta, pese a la emergencia del Frente Amplio que se constituyó en la tercera fuerza política, frente amplio surgido por la avasalladora realidad de una izquierda disgregada y en los pleitos de siempre. Los 10 puntos porcentuales de ventaja son indudablemente muy significativos del 49% por cierto de electores,  porcentaje altamente precario de participación, de una población de 18 millones de chilenos. No obstante esa precaria legitimidad por el 51% de abstención, Sebastián Piñera, el multimillonario y tercer hombre más rico del país, cuya fabulosa fortuna ronda los 2,700 millones de dólares, se alzó con el triunfo y es a partir del 2018 el nuevo presidente de Chile por segundo período. El centroizquierdista Alejandro Guillier, continuador de la política mediocre de Michelle Bachellet, más demagogia social que aserciones reales, ha sido la causa profunda de la derrota de esa izquierda sin músculo político y sin mayor diferencia de las derechas que ahora hablan un tanto desideologizadas de la necesidad del reconocimiento de los cambios generacionales, pues los pinochetistas a ultranza se están muriendo de viejitos; están conscientes también de los cambios demográficos pues los miserables en Chile siguen siendo importantes y conversan ya de la necesidad de mejorar los indicadores sociales. Sin embargo, lo que tienen por “principios” los conservadores de Chile y de todas partes del mundo,  porque la ideología reaccionaria es en esencia la misma aunque tenga matices diferenciales; es que nada de discutir en el parlamento el asunto del aborto, nada de hacer concesiones generosas a la inmigración legal o ilegal, pues si algo desprecian los chilenos, incluso los indios mapuches segregados y empobrecidos, es no querer a otros indios más desgraciados que ellos, los indígenas bolivianos y peruanos que son la mano de obra no calificada que les llega del inmediato norte. Jornaleros esclavizados como los indígenas guatemaltecos en las grandes ciudades norteamericanas.
               

Piñera pese a su visión corporativa del manejo de los asuntos públicos, algunas cosas las hizo bien en su primer período. Hubo crecimiento macroeconómico que solo se reflejó en los bolsillos de los pudientes, se generó modestamente el empleo y afrontó con entusiasmo, con ese feo acento y tono de los chilenos, el rescate de los 33 mineros atrapados en un profundo socavón. Hizo lo propio con la reconstrucción tras el devastador terremoto que se cobró la vida de 525 personas; de mucho mejor manera que lo hizo el gran tonto de Bush hijo  con el huracán Katrina o lo todo que ha dejado de hacer el rubio horrible del tupé, Donald Trump, con respecto a Puerto Rico. Podría ser que los tiempos que vienen no sean tan buenos para Chile ni para las causas de los pobres, pero ellos lo han decidido así sin tener el brazo torcido hacia atrás. No cuentan los oprobios y los crímenes del pinochetismo en gran algazara estos días, ni lo poco que hizo la presidenta, ni el moderado clima de tolerancia, casi tan sutil que no se distingue el garrote centroizquierdista de la derecha pinochetista. No sé qué le pasa a la humanidad. Y no los engaña nadie, cómo ha puesto de moda la izquierda culpando a los medios masivos de comunicación. No la gente vota así o de otra manera totalmente consciente. De tontos no tienen ni un pelo. Y cosecharán, claro está, el fruto de su torpeza.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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