jueves, 23 de febrero de 2017

El general John Kelly vino a poner firmes a los empresarios y militares trasnochados de Guatemala, cuyos caprichitos históricos, al parecer; ya no van…

La política de Estado, si es que puede llamársele así a lo que hace el canche del tupé rubio, sigue siendo imprevisible. Resulta que la barrera física que expuso Kelly tendría que ser un obstáculo insalvable para la emigración ilegal que de manera nutrida sale de los tres países integrantes del Triángulo Norte, Guatemala, Honduras y El Salvador, sin embargo acotó también algo al respecto y que debe ser de aplicación inmediata por parte de las autoridades guatemaltecas: la persuasión, consejo y orientación a sus ciudadanos de no viajar ilegalmente a los Estados Unidos.


EL GENERAL JOHN KELLY VINO A PONER FIRMES A
LOS EMPRESARIOS Y MILITARES TRASNOCHADOS DE                                                        GUATEMALA, CUYOS CAPRICHITOS HISTÓRICOS, AL
PARECER;  YA NO VAN…


Por Luciano Castro Barillas

Aunque no fue lo suficientemente explícito, el general John Kelly, secretario de seguridad interna de los Estados Unidos,  sí habló de la creación de barreras físicas y tecnología  en la frontera entre Guatemala y México, una especie de murillo construido en el extremo sur de su Segundo Patio Trasero, que sería en este caso Guatemala; murillo monetariamente más viable y de menos conflictividad social y política, tratándose del pequeño pero vital socio que es Guatemala; que el muro entre Estados Unidos y México cuya vecindad irremediable, podría tomar otro camino de menos tirantez y rechazo.

La política de Estado, si es que puede llamársele así a lo que hace el canche del tupé rubio, sigue siendo imprevisible. Resulta que la barrera física que expuso Kelly tendría que ser un obstáculo insalvable para la emigración ilegal que de manera nutrida sale de los tres países integrantes del Triángulo Norte, Guatemala, Honduras y El Salvador, sin embargo acotó también algo al respecto y que debe ser de aplicación inmediata por parte de las autoridades guatemaltecas: la persuasión, consejo y orientación a sus ciudadanos de no viajar ilegalmente a los Estados Unidos por los riesgos para su vida y porque serán deportados inmediatamente, sin dar lugar a ningún tipo de amparo legal, por una sencilla razón, según su opinión: Están violando las leyes de los Estados Unidos. O sea, pues, que no hay santuario físico ni legal para quienes transgredan las leyes estadounidenses.

Así las cosas con la emigración, también fue contundente en la lucha contra la corrupción cuyo espectro es bastante amplio: militares narcotraficantes terriblemente detestados por él; empresarios mafiosos que no pagan impuestos, politiqueros pillos que tendrán que ver dentro de poco de que otra manera se ganan la vida porque vienen en camino 40 solicitudes de retiro de inmunidad a ese número de diputados, que son, al final, los fieles operadores, por los baños de billete sucio que reciben, de esas fuerzas de la oscuridad que no permiten salir al país de este estado de impotencia, atraso, desigualdad, democracia tambaleante e institucionalidad en crisis con los tres poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial) que no pueden crear la sinergia, la coordinación necesaria para que los asuntos de la población caminen un poco mejor.

Los Estados Unidos están interesados hoy más que nunca en una defensa frontal de sus intereses y por allí manejando una mea culpa por ser los responsables directos de la destrucción de nuestra democracia social en 1954. Ahora ya no le sirven los empresarios y militares dinosaurios y como pulgas molestas se los quiere sacudir con el mejor insecticida que hay contra esos bichos: la Reforma Judicial. Esa es la razón por la cual el Congreso de la República se ha convertido en el último reducto orgánico, todavía muy bien organizado y que se resiste a cambiar y contra quien van enderezadas las baterías de la primera potencia política, militar y económica del mundo. Los diputados oyen la tempestad y no se santiguan.


Las instrucciones son claras: el poder ejecutivo con Jimmy Morales a la cabeza ya sin hacer boberías, el poder judicial con principios nuevos en la designación de jueces y magistrados y el poder legislativo creando leyes que beneficien a la población y fortalezcan a la democracia. El tiempo del billete bajo la mesa, ojalá, estuviera llegando a su fin. Ya vino el general John Kelly a ponerlos firmes y bajo pena de arresto y bartolina, a todo aquél que resulte rezongón. ¡Ah, se les puso fea la cosa muchá!






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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