martes, 20 de diciembre de 2016

La liberación de Alepo y la venganza de Obama

La batalla por Alepo ha concluido con una resonante victoria de Siria y sus aliados, pero esto no significa que la guerra vaya a concluir muy pronto (Rusia, Irán y Turquía, al margen de los Estados Unidos, están tratando encontrarle una pronta solución al conflicto). Estados Unidos ha sufrido un terrible golpe pero no se retirara como perro vapuleado, sin antes ocasionar el mayor caos posible escalando el nivel de la guerra que viene sosteniendo con Rusia. Una muestra de ello podría ser el reciente asesinato del embajador de Rusia en Turquía,  así como también la sospechosa muerte de un alto diplomático ruso en Moscú. En sus amenazantes declaraciones Obama ha dicho, que responderá a la agresión rusa en el momento y lugar de su escogencia. Algunas de esas respuestas serán explicitas y del conocimiento público; otras quizás no.


LA LIBERACIÓN DE ALEPO Y LA
VENGANZA DE OBAMA



La victoria del ejército sirio ha sido espectacular. La recuperación de Alepo, la segunda ciudad más importante y antes de la guerra el mayor centro industrial de Siria, ha sido un rotundo éxito para el legítimo gobierno de Al Assad, sus aliados y todo el pueblo sirio que ha experimentado en carne propia la muerte y destrucción que ha traído una guerra de exterminio genocida impuesta desde afuera por las fuerzas del imperialismo más destructivo y asesino de la historia. Después de cuatro años de ser ocupada por las bandas paramilitares del terrorismo yihadista,  formadas por los EE.UU y sus aliados, la sección oriental de la ciudad de Alepo ha sido finalmente liberada en una feroz ofensiva desatada por las fuerzas gubernamentales sirias quienes con la ayuda de Rusia, Irán, Hezbolá, las milicias afganas, iraquíes y palestinas le han propinado una aplastante derrota a los terroristas de Al Qaeda en Siria y a  los planes de los EE.UU del cambio de régimen y la completa destrucción de Siria.

Lo que los críticos del presidente Assad y Rusia en los medios de prensa occidental, quienes a su vez simpatizan con los supuestos yihadistas moderados, consideraban como una operación imposible de tener éxito debido a la enormes dificultades que tendría que enfrentar un extenuado ejército sirio después de más de 5 años de guerra, el tamaño y la densidad poblacional de Alepo, y la capacidad militar de las fuerzas terroristas atrincheradas allí, resultó ser una de las ofensivas militares más rápidas, eficaces y letales de lo que va de la guerra en Siria y que en cuestión de semanas concluye con la liberación de todo la parte oriental de la ciudad de Alepo y la derrota total de todas las bandas de terroristas y sus asesores militares extranjeros que desde el 2012 la habían ocupado y saqueado al punto del robo y desmantelamiento de sus fábricas y plantas industriales.

Sin embargo, lo que debería ser aplaudido como un triunfo contra el terrorismo internacional, ha sido recibido con todo tipo de condenas por parte de la llamada comunidad internacional, es decir los EE.UU y sus acólitos en Europa, que no paran en acusar a Siria y Rusia de haber cometido todo tipo de atrocidades, crímenes de guerra, contra la indefensa población civil y la llamada “oposición moderada” que lucha contra el carnicero Basahar Al Assad. Es un espectáculo aterrador ver como la histeria colectiva se ha apoderado de estos conglomerados que no logran digerir la derrota sufrida por sus “rebeldes moderados” y ahora hacen todo lo posible por enturbiar la victoria de Siria y sus aliados, grotescamente invirtiendo la narrativa de la batalla de Alepo y por consiguiente la del conflicto sirio, en donde, los grupos de terroristas como el Frente Nusra y su aliado cercano  Ahrar al-Sham son considerados como los chicos buenos que simbolizan los valores democráticos occidentales, mientras que la coalición compuesta por Siria y sus aliados Rusia, Irán y el libanés Hezbolá, que es la que en realidad combate a los terroristas, es la propia encarnación del mal.  

Este comportamiento irracional de las elites imperialistas occidentales, que no puede considerase más que la muestra de su decadencia y bancarrota moral, es el resultado de su impotencia ante la aplastante derrota sufrida en Alepo a manos del valeroso ejército sirio que a pesar de las numerosas bajas y deserciones sufridas a lo largo de casi 6 años de guerra ha demostrados una gran capacidad de resistencia y de adaptabilidad a las tácticas de combate utilizadas por las bandas terroristas. Y es que la victoria siria en Alepo, que podría significar un rumbo radical en el curso de la guerra (muchos en Siria han dicho que la batalla por Alepo decidiría la guerra) es en realidad, no solamente la victoria del EAS, sino el hecho mismo que Rusia y Putin estén prevaleciendo sobre la estrategia militar puesta en marcha por los Estados Unidos y sus aliados árabes, turcos, qataríes, israelíes y europeos. En lo esencial la batalla de Alepo significa la contundente victoria de Rusia y la derrota de los EE.UU y su estrategia del cambio de régimen y la balcanización de Siria.

De acuerdo a Debkafile, la caída de Alepo a manos del régimen de Assad ha sido, militar y estratégicamente, el revés más desastroso sufrido en dos años por la administración de Obama. Todo empezó a gestarse en septiembre de 2015, cuando Rusia escaló su intervención militar en la guerra de Siria y rescató a Bashar Assad. Cuando Alepo sucumbió ante el ejército del gobierno apoyado por Rusia y sus aliados, Irán, Hezbolá y las milicias chiitas, no cayó solo. Se derrumbó la totalidad de la arquitectura de las posiciones sostenidas por los EE.UU en el norte de Siria.

El diagnostico de Debkafile es lapidario, en Alepo conjuntamente con sus bandas de mercenarios yihadistas, los EE.UU han sucumbido no solo ante Al Assad y el valiente ejército sirio, sino que además, y quizás lo más relevante, ante el propio Vladimir Putin, que según el sitio israelí, se erige ahora, (junto con Erdogan), como el mandamás del norte de Siria y quien en realidad puede atribuirse la victoria en Alepo. Esto es precisamente lo que tiene a la clica neoconservadora en Washington y a Obama, ahora completamente en el campo de estos rabiosos guerreristas, sumidos en un estado de pánico y completamente impotentes y sin otro recurso que recurrir a todo tipo de amenazas y acusaciones infundadas contra el presidente ruso, responsabilizándolo de cualquier delito, incluido el genocidio de la indefensa población civil de Alepo. Pero lo más descabellado, aunque no por ello carente de peligro, es la acusación de que Rusia por órdenes de Putin ha interferido, por medio de sus piratas cibernéticos, en el proceso electoral estadounidense ayudando a que Donald Trump ganara las elecciones presidenciales.

Suena realmente ridículo, que un país como Rusia al que Obama despectivamente describe como de poca cuantía y que no produce nada que la gente quiera comprar, a excepción de gas y petróleo, y al presidente Putin como un dictador de escasa talla intelectual, tengan ahora a la mayor potencia de la historia quejándose amargamente de interferir en sus asuntos internos y de atentar contra sus intereses hegemónicos, como en Siria y Ucrania. Sin embargo, este comportamiento que exhibe  Obama no es más que la reacción inducida por la debilidad estructural que los EE.UU vienen padeciendo y que se ve reflejada cada vez más en la pérdida gradual de su hegemonía, sobre todo en aquellos terrenos en los que enfrenta la competencia de rivales poderosos como China, Rusia e Irán que cada día desafían su preeminencia.

Sin embargo, esto no quiere decir que el imperialismo estadounidense, a pesar de los reveses que viene sufriendo, como en la batalla de Alepo y en si en la guerra en Siria, donde cada vez se vuelve menos relevante, este en franca retirada y cediendo su influencia sin dispar el ultimo tiro y sin causar el mayor daño posible, como en Palmira, donde su banda paramilitar del EIIL ha vuelto a ocupar la antigua ciudad, los repetidos intentos de sabotear la evacuación de Alepo, la autorización de Obama para dotar a los terroristas con armamento sofisticado, y luego sus maniobras de última hora dirigidas a obligar a Donald Trump, que también es un imperialista, a que mantenga la línea de la política intervencionista estadounidense en el Oriente Medio, donde Rusia se ha convertido en un actor preponderante y por lo tanto un gran obstáculo que es necesario reducir al mínimo.


La batalla por Alepo ha concluido con una resonante victoria de Siria y sus aliados, pero esto no significa que la guerra vaya a concluir muy pronto (Rusia, Irán y Turquía, al margen de los Estados Unidos, están tratando encontrarle una pronta solución al conflicto). Estados Unidos ha sufrido un terrible golpe pero no se retirara como perro vapuleado, sin antes ocasionar el mayor caos posible escalando el nivel de la guerra que viene sosteniendo con Rusia. Una muestra de ello podría ser el reciente asesinato del embajador de Rusia en Turquía,  así como también la sospechosa muerte de un alto diplomático ruso en Moscú. En sus amenazantes declaraciones Obama ha dicho, que responderá a la agresión rusa en el momento y lugar de su escogencia. Algunas de esas respuestas serán explicitas y del conocimiento público; otras quizás no.






Publicado por La Cuna del Sol 
USA.

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