jueves, 7 de julio de 2016

¡Un solo golpe al caite!

Hasta el momento esa marcha o ese marcar el paso del presidente de Guatemala, Jimmy Morales, no se sabe si fue voluntario o intimidado por la soldadesca de alta graduación, a cambio de no darle el golpe, lo pusieron a marca el paso y le dijeron quedito: ¡Cabrón, un solo golpe al caite! No se sabe cuánto de cierto hay en este rumor, lo único cierto es que, aparte de sus disparates seudomilitares, el presidente Morales ha exhibido una fuerte empatía por los militares al punto de llegar a decir, que las travesuras de los oficiales genocidas actualmente procesados por crímenes de lesa humanidad que ¡lo hecho, hecho está! Simple todo ¿no? para su escasa visión del mundo y de la vida.


¡UN SOLO GOLPE AL CAITE!


Por Luciano Castro Barillas

Los “ejércitos” decimonónicos finiseculares  de Hispanoamérica eran, realmente, contingentes de campesinos harapientos, andrajosos y desarrapados; descalzos además, que a lo sumo, en el mejor de los casos, calzaban caites o guaraches de cuero crudo que exhibían uñas rotas o desportilladas de los pobres de la tierra, de los hombres humildes que eran desarraigados de sus comarcas donde vivían en paz para ir a pelear por no sé qué tontería que a un señor acomodado se le ocurría en cualquier momento. Iban contentos muchas veces al servicio de un coronel o general analfabeto, tal el caso de Rafael Carrera, a quien los conservadores herederos de los conquistadores, para que no luciera tan bruto a los ojos de los liberales, sus eternos rivales, le enseñaron a hacer por firma unos garabatos o alacranes que eran el hazmerreír igualmente para liberales y conservadores. Para los primeros era un ignorante servil y para los segundos el idiota perfecto.  

Ser servido o haber prestado el servicio militar se tuvo durante decenios por las familias campesinas como una condición distinguida, como un alto valor cívico de ciudadanos comprometidos con el honor, la lealtad y la gloria de una nación, sin embargo el término servir tiene una connotación más profunda que se origina en la Edad Media, donde los siervos de la gleba eran los obligados disponibles para engrosar los ejércitos de los señores feudales por sus pleitos mezquinos de clase y sus conspiraciones palaciegas.

Son casi los mismos ejércitos que 500 años después quedaron en América Latina pues durante toda la época independiente acontecida en un largo trecho durante el siglo XIX y la primera cuarte parte del siglo XX, el ejército de Guatemala era uno de los más precarios de América ya que la tropa tenía que comprar de su peculio los tres tiempos de comida, vestir en harapos con retales uno encima de otro, imbricados a más no poder; con las peores condiciones higiénicas pues los pobres enlistados entre las costuras de sus raídas ropas acomodaban a guarniciones de chichuices, una especie de piojo de piel hematófago, diminuto, pero de gran voracidad de piel y sangre.

A estos soldados de infantería que por armas llevaban machetes corvos, simples y contundentes garrotes o un fusil defectuoso de la época de los alférez reales; le enseñaban elementales maniobras de campo a la escasa tropa y con la voz cantante del suboficial marchaban, en un arrancón de macho viejo, como el Presidente de Guatemala, señor Jimmy Morales, que en el desfile oficial del 30 de Junio, Día del Ejército de Guatemala; a la  voz de mando, sin ninguna timidez y con más energía que el Ministro de la Defensa, levantó la pierna y alzó el brazo de marcha.

Hasta el momento esa marcha o ese marcar el paso no se sabe si fue voluntario o intimidado por la soldadesca de alta graduación, a cambio de no darle el golpe, lo pusieron a marca el paso y le dijeron quedito: ¡Cabrón, un solo golpe al caite! Vaya usted a saber cuánto de cierto hay en el rumor difundido hace más o menos una semana. Lo único cierto es que este señor, aparte de sus disparates seudomilitares sumamente ridículos, exhibió una fuerte empatía con las fuerzas armadas, al punto de llegar a decir, no en un cálamo currente  sino porque así lo siente su corazoncito, que las travesuras de los oficiales genocidas actualmente procesados por crímenes de lesa humanidad que ¡lo hecho, hecho está! Simple todo ¿no? para su escasa visión del mundo y de la vida.


¡Presidentes los que tiene esta pobre nación!






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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