sábado, 20 de febrero de 2016

Entonces, ¿cómo es que hay una Nueva Guerra Fría?

Los hechos sobre el terreno están allanando el camino hacia un escenario peligroso y resbaladizo, de la «Nueva Guerra Fría», hacia la posibilidad espeluznante de una Guerra Caliente en Siria -instigada por «políticas» del Pentágono, la OTAN y el CCG.


ENTONCES, ¿CÓMO ES QUE HAY UNA
<<NUEVA GUERRA FRÍA>>?


Por Pepe Escobar

«A veces me pregunto si estamos en el 2016, o si vivimos en el año 1962». Lo que el Primer Ministro ruso, Dmitry Medvedev le dijo a 60 ministros de relaciones exteriores y de defensa en la 52ava Conferencia de Seguridad de Múnich el pasado sábado, no fue ninguna novedad.

Lo que algunos de nosotros hemos estado calificando, durante bastante tiempo, como la Guerra Fría 2.0, fue calificada «Nueva Guerra Fría» por Medvedev -que correctamente identificó a Ucrania y Siria como las zonas álgidas claves.

Medvedev también recordó que el presidente Putin le había dicho a la misma conferencia de Munich hace nueve años, que la obsesión de Estados Unidos con un sistema de defensa antimisiles corría el riesgo de reiniciar la Guerra Fría; ahora «la situación es más sombría; los acontecimientos ocurridos desde 2007 han sido peores de lo previsto ».

Cuando señaló que «las políticas de la OTAN relacionadas con Rusia siguen siendo antipáticas y opacas», Medvedev fue gentilmente eufemístico. Tres días antes, la figura decorativa de la OTAN, el secretario general Jens Stoltenberg anunció que la OTAN -bajo las órdenes del Pentágono- incrementaría su patrullaje naval en el Mar Negro.

Como era de esperar, los medios corporativos occidentales calificaron la apreciación de Medvedev como una hipérbole, o de «explotar  las  ansiedades de los europeos». Disparates. Los hechos sobre el terreno están allanando el camino hacia un escenario peligroso y resbaladizo, de la «Nueva Guerra Fría», hacia la posibilidad espeluznante de una Guerra Caliente en Siria -instigada por «políticas» del Pentágono, la OTAN y el CCG.

Las periódicas e hiperbólicas evaluaciones de la OTAN, de la política exterior rusa, apenas califican como propaganda alarmista. Lo que está abierto a debate es si los masters del Pentágono y del complejo industrial-militare quieren iniciar una gran guerra caliente en anticipación de la espectacular implosión de toda la economía de Estados Unidos -ofreciendo así el escape perfecto para los gigantes financieros y los políticos corruptos para culpar del desastre económico a la guerra en sí, y no al casino financiero.

¿Quieren hablar heavy metal?

Medvedev advirtió claramente que, cualquier intervención por tierra en Siria por la coalición liderada por Estados Unidos, supuestamente combatiendo al ISIS / ISIL / Daesh -y se refería a Turquía- desencadenaría otra guerra. Esta es una línea roja rusa, que Lavrov le ha dejado muy en claro a Kerry en sus múltiples encuentros. Medvedev le añadió al suspenso, al no indicar si el buque patrulla Zelyony Dol que Rusia acaba de enviar a Siria, tiene ojivas nucleares para sus misiles de crucero Kalibr.

Es más que obvio que el Pentágono -así como la administración de Obama- son muy conscientes del desesperado intento de Erdogan, el Sultán de Turquía, por una ofensiva militar directa a lo largo de la frontera sirio/turca. Lo que no está claro es hasta qué punto el Pentágono / OTAN «apoyarán» la maniobra.

No hay evidencia irrefutable -al menos no todavía- que una posible, si no  inminente, invasión del norte de Siria por parte de Turquía está siendo controlado a distancia, directamente desde Washington. Bajo este escenario, Washington estaría una vez más «liderando desde atrás», un mecanismo de apoyo para la carne de cañón, turcos y saudíes.

Al mismo tiempo, lo que realmente no se está filtrando de la serie de reuniones Lavrov-Kerry, además de la llamada telefónica entre Obama y Putin, es la fuerza con que Moscú ha advertido de graves consecuencias en caso de una histérica galopada turca. En medio del teatro de sombras -y la campaña de desinformación- algunos en Washington sí parecen comprender las implicaciones de las advertencias rusas.

El Sultán Erdogan, calcula que todo lo que haga tendrá el pleno apoyo de la OTAN. Mientras tanto, como se ha analizado anteriormente, todas las fuerzas rusas están en estado de alerta, incluyendo la Flota del Mar Negro, que se traduce en disposición de combate en caso que el Sultán Erdogan se vuelva definitivamente un demente.

Los halcones del Pentágono y la galaxia de neoconservadores calculan que Moscú teme una guerra en dos frentes, contra Turquía y la OTAN, y por lo tanto finalmente retrocederá en Siria. Disparates. Si la situación empeora, Turquía puede ser eliminada por Rusia en un instante. Y si empezamos a hablar pesado de guerra caliente  -incluso hipotéticamente- Europa podría ser invadida en tres semanas por las fuerzas que Rusia tienes disponibles en el Frente Occidental, según fuentes militares alemanas. La OTAN sería revelada como lo que es -bravatas desde Bruselas.

¿Qué tan desesperado está el Partido de la Guerra?

La implacable, en realidad irracional demonización de Putin, junto con la obsesiva manera de pensar del grupo neoconservador a cerca de la «agresión rusa», se ajustan a un patrón que se ha venido desarrollando desde hace años. La «política» en esencia consiste en el avance inexorable de la OTAN hasta las fronteras del este de Rusia. Y sin importar el riesgo real de la Guerra Fría 2.0 transformándose en una guerra nuclear.

En términos del Nuevo Gran Juego en Eurasia, lo que obsesiona a Beltway es cortar por todos los medios a Rusia de Alemania. Y evitar que Rusia se alinie totalmente con China. Este seguirá siendo el mantra de quien sea que llegue a la Casa Blanca en enero de 2017. Se reduce a sabotear sin parar la integración Euroasiática. La trama secundaria esencial es relegar a Rusia al papel de un poder regional, y no mundial.

La demonización implacable,  es sólo el aspecto de las relaciones públicas de este consenso de Beltway. Todos los accesorios del «Imperio del Mal» se han desempolvado –desde etiquetar a Putin como <<"el nuevo Hitler» al interminable meme de la «agresión rusa>>. Y «contención» es la religión oficial -que va desde el Báltico a Rumania, pasando por Anatolia, hasta el Cáucaso y el Caspio. Polonia, Rumanía y Turquía han sido especialmente configurados como cruciales perros de ataque de Washington.

La grave crisis entre Turquía y Rusia detonada por el derribo de los Su-24 por Ankara ha sido una bonanza para el consenso de Beltway. Una de sus graves consecuencias, puede ser, el cancelamiento definitivo del Turkish Stream, que se traduce como una daga en la espalda de la integración de Eurasia.

Moscú sabe muy bien cómo este vulgar proceso de demonización -no sólo de Putin, sino además traducido en absoluta rusofobia- no va a disminuir. Debido a que las apuestas son demasiado altas. El complejo industrial-militar necesita un poderoso enemigo «imperial»; cabezas entoalladas en las cuevas afganas o un falso «califato», son una broma. La integración Euroasiática -Rusia / China / Irán aliándose con Alemania- tiene que ser evitada a toda costa.


Mientras tanto, la asociación estratégica entre Rusia y China avanza sin cesar; Alemania desesperadamente quiere subirse a bordo del tren de la Nueva Ruta de la Seda; y el «4 + 1» -Rusia, Siria, Irán, Irak, más Hezbollah- han invertido los papeles del cambio de régimen en Siria. Por lo tanto Rusia como El Enemigo Primordial - o «una amenaza para los EE.UU en todos los ámbitos», como les gustaría a los halcones - debe flotar sobre todo el Occidente, un símbolo del miedo. Lo que estamos a punto de saber es si el Partido de la guerra en los EE.UU está tan desesperado como para convertir la frontera entre Turquía y Siria en el nuevo Sarajevo, desatando una letal e impredecible Nueva Guerra Caliente.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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