sábado, 2 de mayo de 2015

Rescatar a Guatemala el gran reto del movimiento de protesta

El reto que tiene frente a si el movimiento de protesta para sanear y rescatar a Guatemala es enorme y complejo, pues no se trata simplemente de lidiar con una simple banda de criminales. Se trata en esencia de desmantelar toda la estructura criminal mafiosa que ha convertido al Estado en su centro de operaciones, y en ese esfuerzo se requerirá de mucha organización, determinación, constancia y entrega, pero sobre todo, se necesitará de una visión clara que apunte hasta donde se quiere llegar, si se trata únicamente de eliminar a las ratas, o a toda su compleja red que ha roído todos los cimientos de la sociedad y el Estado.


RESCATAR A GUATEMALA EL GRAN RETO
DEL MOVIMIENTO DE PROTESTA



Realmente ha sido gratificante presenciar la multitud de ciudadanos guatemaltecos concentrados frente al Palacio Nacional, monumento que por generaciones ha simbolizado en la mente de la ciudadanía lo inicuo de la clase gobernante, para expresar de manera espontánea su repudio y exigir la renuncia del binomio presidencial ante el escándalo de corrupción que estremece al gobierno y en el que ambos Pérez Molina y Roxana Baldetti estarían implicados hasta las narices. Dado el grado de conformismo, de apatía y cinismo que ha caracterizado en los últimos tiempos a grandes segmentos de una población cada día más despolitizada, viendo y dejando pasar todo sin inmutarse en lo más mínimo, su acto de presencia en estos momentos de aguda crisis nacional, no deja de ser alentador.

Ahora bien, hasta qué punto este tipo de movilización ciudadana y las que se sucedan serán por si solas efectivas en transformarse en un gran movimiento que estremezca peligrosamente las estructuras que sostienen al Estado criminal, resulta muy difícil de predecir, ya que la remoción del poder corrupto profundamente enquistado en todas las instituciones del Estado y la sociedad en general, a menos que surja de la unanimidad mayoritaria de una población debidamente organizada y concientizada sobre la urgencia y la aceptación  de la inevitabilidad de un cambio radical, será casi un imposible con protestas aquí y allá en un país con un orden de cosas perfectamente creado desde la oscuridad para que impere la ilegalidad como forma de gobierno.

Toda esta situación de abierta criminalidad que contamina todos los intersticios de las instituciones del Estado no es algo nuevo ni obra del azar. Es la lógica conclusión de un plan que arranca durante el largo conflicto armado que desangró a Guatemala y que se consolida con el enseñoramiento de los militares y los sectores oligárquicos triunfantes tras la firma de los Acuerdos de Paz que significaron, por otra parte, la derrota de todas las fuerzas revolucionarias que en vano lucharon por la trasformación de Guatemala. De ahí en adelante y hasta el presente, han sido las fuerzas más reaccionarias, militares y oligarquía, quienes tras la fachada de gobiernos democráticos han ejercido incontestable e ininterrumpidamente el poder.


En virtud de ese hecho, el reto que tiene frente a si el movimiento de protesta para sanear y rescatar a Guatemala es enorme y complejo, pues no se trata simplemente de lidiar con una simple banda de criminales. Se trata en esencia de desmantelar toda la estructura criminal mafiosa que ha convertido al Estado en su centro de operaciones, y en ese esfuerzo se requerirá de mucha organización, determinación, constancia y entrega, pero sobre todo, se necesitará de una visión clara que apunte hasta donde se quiere llegar, si se trata únicamente de eliminar a las ratas, o a toda su compleja red que ha roído todos los cimientos de la sociedad y el Estado. También es muy importante tener en cuenta que se va a luchar contra una estructura mafiosa de larga data, que cuenta con todo el poder y los medios indispensables (las cortes y un enorme aparato de fuerzas represivas que incluye al ejército, las fuerzas policiales, maras, bandas armadas de narcotraficantes y las fuerzas de seguridad privadas) para mantenerse a flote y desafiar cualquier intento que atente contra su supervivencia. El caso de la anulación de la sentencia por genocidio a Ríos Montt, y la lenidad mostrada por una alta magistrada en el caso de la Línea, son hechos que muestran el poder real y el nivel de impunidad con el que cuenta la estructura mafiosa que se ha entronizado en el Estado guatemalteco.

Tampoco se debe de pasar por alto, aunque no sea explicito, el apoyo que desde el exterior recibe este tipo de régimen fundamentado en la ilegalidad como el existente en Guatemala. Estamos hablando en este caso del apoyo que el gobierno de Estados Unidos le brinda al régimen de Pérez Molina. Y, aunque los estadounidenses públicamente manifiesten su posición de rechazo a la corrupción y las violaciones a los derechos humanos, especialmente en aquellos países considerados como desobedientes a sus dictados, en la práctica y muy a su manera (política del doble rasero) y por cuestiones que tienen que ver con sus propios intereses hegemónicos, mantiene relaciones muy estrechas con regímenes que precisamente se distinguen por poner en práctica esos valores antidemocráticos.

Llama poderosamente la atención que el gobierno de Obama, hasta acá, no se haya pronunciado públicamente sobre la crisis política que acecha al gobierno de su lacayo Otto Pérez Molina, lo que contrasta , por ejemplo, con su postura amenazante hacia Venezuela envuelta en una crisis en buena parte orquestada por los EE.UU. Para Estados Unidos y sus planes de dominación en Latinoamérica, el régimen de Pérez Molina, aun con todo el lodo de corrupción que lo embarra, es un componente muy importante en su estrategia regional diseñada para socavar la unidad latinoamericana y reafirmar su dominio y control sobre una región que ha estado luchando por romper las ataduras del dominio imperialista estadounidense.

Los antecedentes de Pérez Molina como un militar con amplia experiencia en contrainsurgencia y su participación como un activo de la CIA, lo convierten en una pieza muy útil para los Estados Unidos y sus planes de continua militarización de Centroamérica, que tiene como objetivo principal reprimir, bajo el pretexto de la guerra contra las drogas, los movimientos sociales que luchan contra las inhumanas y explotadoras políticas neoliberales que han sido implementadas en la región en beneficio del gran capital corporativo gringo que busca inversiones seguras en territorios  libres de revoltosos. Este aspecto de la relaciones entre Estados Unidos y Guatemala, es el que a nuestro juicio, representara el mayor obstáculo para el movimiento de protesta y su principal objetivo; sacar del poder, por medio de la movilización pacífica, al régimen de Pérez Molina y Baldetti Elías.


Según evolucione la crisis política y el movimiento de protesta gane mayor tracción aumentando el rechazo y la presión al régimen de parte de la población descontenta, así mismo se harán patentes los planes que seguramente Estados Unidos tenga preparados para solucionar la crisis de gobernabilidad que afecta a Guatemala. Tomando en cuenta lo anterior, será necesario que el movimiento de protesta este muy atento de estos planes y ponga un mayor énfasis en una mayor organización, y  tome en cuenta la necesidad de la dirección y conducción políticas, sin las cuales lo más probable es que el movimiento  termine diluyéndose, repitiendo las experiencias pasadas de otros países en que estos movimientos espontáneos, dadas las maniobras políticas puestas en práctica por personas y organizaciones ligadas a los intereses de los EE.UU, han terminado en la nada. El caso de Egipto es muy aleccionador en este sentido, como también lo debe ser el movimiento Ocupar Wall Street en los propios EE.UU, que a pesar de ser de carácter pacífico terminó siendo reprimido brutalmente, aun y cuando, nunca representó una amenaza que desafiara la permanencia del orden establecido.

Debe de entenderse que Estados Unidos no es un actor pasivo en este tipo de crisis políticas, especialmente cuando se dan en su patio trasero inmediato. De esta cuenta no se descarta que entre sus planes inmediatos este el recurso del golpe militar como opción para salirle al paso a la crisis política que amenaza con desbordarse y producir resultados no deseados para los intereses norteamericanos. La posibilidad real de un golpe militar constituye un elemento perturbador que puede repercutir negativamente en la viabilidad del movimiento de masas nacional guatemalteco que podría verse abruptamente coartado.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

No hay comentarios.: