viernes, 26 de diciembre de 2014

Terminar con la revolución por otros medios

El admitir el fracaso de su anticuado  y criminal proyecto contrarrevolucionario no significa que los EE.UU este desistiendo completamente de sus planes de acabar con la revolución cubana. De ninguna manera, en esta nueva etapa el aniquilamiento de la revolución se hará gradualmente, a través de las concesiones para una apertura democrática que el gobierno cubano esté dispuesto a conceder ante las exigencias de su nuevo socio


TERMINAR CON LA REVOLUCIÓN POR OTROS MEDIOS



Después de más de medio siglo de intentos ilegales de destruir el proceso revolucionario cubano, los Estados Unidos por medio de su presidente Barack Obama, admiten el fracaso de sus políticas contrarrevolucionarias hacia Cuba. El inicio de un nuevo capítulo en las relaciones entre ambos países, después de un periodo de 18 meses de conversaciones secretas, que entre otras cosas involucró la participación de personajes afines a los intereses del imperialismo, como el Papa Bergoglio y el presidente uruguayo José Mujica, no debe verse como el resultado de un reconocimiento sincero y aceptación por parte del gobierno de los EE.UU del derecho soberano del pueblo cubano a existir libre de los intereses hegemónicos de la gran potencia del Norte. Es más bien un cambio de enfoque, de estrategia, de conseguir por otros medios, legales, lo que no se pudo de manera encubierta e ilegal -el cambio de régimen, la caída de la revolución. “El aislamiento no ha funcionado y es tiempo de ensayar un ‘nuevo enfoque’”, ha dicho Obama

A estas alturas nadie debería ilusionarse con el engañoso discurso de Obama, el hombre es un especialista en eso, tiene la genialidad de encubrir sus malévolas y reales intenciones, como un imperialista consumado que es, con palabras que emboban a medio mundo, incluidos muchos en la izquierda que aunque familiarizados con el historial agresivo y destructor del Tío Sam caen en la trampa.

Ahora veamos esta joya del discurso de Obama:

“Orgullosamente, los Estados Unidos durante estas cinco décadas ha apoyado la democracia y los derechos humanos en Cuba, lo hemos hecho principalmente por medio de políticas dirigidas a aislar la isla, obstaculizando cuestiones básicas como los viajes y el comercio que los estadounidenses pueden disfrutar en cualquier otro lugar. Y aunque esta política se ha basado en la mejor de las intenciones, ninguna otra nación se nos unió en la imposición de estas sanciones y ha tenido poco efecto más allá de facilitar al gobierno cubano las razones para imponer restricciones sobre su pueblo. Hoy en día Cuba continua siendo gobernada por los hermanos Castro y el Partido Comunista que llegaron al poder hace medio siglo. No espero que los cambios anunciados hoy resulten en la transformación de la sociedad cubana de la noche a la mañana…. El compromiso de los EE.UU será importante cuando sea apropiado e incluirá el continuo y fuerte apoyo para el mejoramiento de los derechos humanos y reformas democráticas”.

Lo anterior ilustra la arrogancia imperialista de Obama y los intereses que él representa, pues todo lo hecho durante esos cincuenta años, según lo dicho por Obama, estuvo motivado por un genuino compromiso democrático, ha sido una noble tarea el imponerle a Cuba un embargo, invadirla, someterla a actos de sabotaje, terrorismo, e incontables intentos de asesinato contra su líder Fidel Castro. Todo esto con las “mejores intenciones” de llevar la democracia y libertad a la empobrecida y sometida isla que, a pesar de esos esfuerzos, continúa bajo el poder dictatorial de los hermanos Castro que han obstaculizado la “transformación” de la sociedad cubana. Por otra parte, el restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, que como primer y crucial paso (previo al levantamiento total del embargo económico que sigue en pie) contempla la apertura de sedes diplomáticas en ambos países, será el inicio del nuevo enfoque de largo plazo del que habla Obama para “trasformar” a Cuba. Ya todo mundo sabe lo que significa el funcionamiento de las embajadas estadounidenses en cualquier parte del mundo donde operen y los cubanos que bajo el ilegal embargo, únicamente han tenido la experiencia de lidiar con las actividades desestabilizadoras de la sección de intereses de EE.UU en Cuba, tendrán que estar alertas y preparados para lidiar con el vendaval que se avecina.  

Cuba, a escasa distancia de los EE.UU siempre ha sido considerada por la clase gobernante de Washington como parte del territorio continental y del que nunca han renunciado a su control por todo lo que la ubicación estratégica de la isla representa para el imperio en términos económicos y geopolíticos. El admitir el fracaso de su anticuado  y criminal proyecto contrarrevolucionario no significa que los EE.UU este desistiendo completamente de sus planes de acabar con la revolución cubana. De ninguna manera, en esta nueva etapa el aniquilamiento de la revolución se hará gradualmente, a través de las concesiones para una apertura democrática que el gobierno cubano esté dispuesto a conceder ante las exigencias de su nuevo socio. Los agentes con pasaporte diplomático, las innumerables ONG, la disidencia oficial cubana, los sectores reaccionarios llamados sociedad civil, serán la punta de lanza del nuevo enfoque que el imperialismo le está preparando a Cuba.  

Es comprensible que Cuba busque un acercamiento con su vecino del Norte, pero también sería un grave error de la dirigencia cubana, sin duda conocedora de primera mano de la historia agresiva del imperialismo estadounidense, asumir que en esta coyuntura cuando precisamente la hegemonía unipolar de los EE.UU está siendo desafiada en varias partes del mundo, obtendrán un trato justo de parte de su mayor enemigo que estos momentos está empleando con ferocidad todos sus recursos destructivos para mantener su supremacía mundial. Es en este contexto que también deben verse los acuerdos para el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.

Actualmente los EE.UU se encuentran atravesando una enorme crisis de credibilidad tanto a nivel interno como externo. La hipocresía y el descaro de sus acciones en todos los planos, como quedó demostrado con las sanciones económicas impuestas a Rusia y Venezuela casi simultáneamente al anuncio sobre el reinicio de la relaciones con Cuba, no solo contradicen todos los valores democráticos excepcionales que dicen representar sino que desnudan ante los ojos de todos, sus inicuas intenciones. Ante este panorama desfavorable  donde se conjugan tanto la crisis interna, que ha devenido en un Estado policial, y la externa con sus varias campañas de agresión militar y económica contra sus oponentes, Rusia, China, Irán y Venezuela que cuestionan seriamente la legitimidad del poder unipolar de los EE.UU, el fin a las hostilidades y el inicio de una nueva etapa de relaciones con Cuba no pudo haber sucedido en un mejor momento para buscar reparar su deteriorada imagen ante la opinión internacional –un golpe publicitario que inmediatamente, como ya lo mencionamos, quedó desvirtuado ante el accionar contra Rusia y Venezuela . Ahora lo que queda por saber es, si el papel de Cuba en todo esto se corresponde con algún motivo oscuro de la estrategia de dominación imperialista de divide y vencerás, como sería el suponer, que con esta movida Estados Unidos esté buscando estropear las relaciones con dos de sus principales rivales, Rusia y Venezuela, que a su vez son importantes aliados de Cuba. Hasta ahora es muy temprano para obtener conclusiones definitivas sobre esto, las conversaciones se desarrollaron en secreto y no se sabe en realidad cuáles serán los alcances de lo acordado.


A lo largo de todo su recorrido la revolución cubana  con sus posiciones antiimperialistas y su apoyo a los diversos movimientos revolucionarios  y causas humanitarias en América Latina y el mundo se ha ganado el respeto y la admiración de muchos, pero también la antipatía de los EE.UU que no ha llegado a aceptar que tan a corta distancia de sus costas exista una isla, que a pesar de las dificultades que le ha impuesto, ha logrado con éxito la construcción de una sociedad más justa e igualitaria que contradice y desafía la supuesta superioridad del modelo político-económico estadounidense el que, debido a sus grandes contradicciones internas, hoy en día -entre los países desarrollados- es el paradigma de la desigualdad económica, el racismo, la violencia contra sus propios ciudadanos, la impunidad y la injusticia. Mal haría entonces la dirigencia cubana, en aras de un mayor acercamiento y cooperación con su gran enemigo, el poner en juego todo el prestigio de la revolución ganado a base del heroísmo de su lucha y resistencia y los enormes logros en el campo de la educación y la salud que han beneficiado a millones de sus ciudadanos y a tantos más alrededor del mundo. Pensar que la gran invasión capitalista  que se avecina desde el norte será beneficiosa para Cuba, sería borrar de un plumazo su historia de tragedia y destrucción, significaría un duro golpe no solo para la isla caribeña sino para todos aquellos que en el mundo buscan zafarse de las garras depredadoras del capitalismo. 






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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