domingo, 28 de septiembre de 2014

Las negociaciones secretas de Obama con Arabia Saudita

Todo eso es revelado por el Wall Street Journal en un artículo que expone las negociaciones que tras bastidores los EE.UU condujo con Arabia Saudita para obtener “luz verde” y poder lanzar sus ataques aéreos contra ISIS, o más bien, contra secciones de Irak y Siria. Y como es lógico, es una vez más Assad cuyo destino era la moneda de cambio para lograr que los saudíes se pusieran del lado de los EE.UU.


LAS “NEGOCIACIONES SECRETAS” DE OBAMA CON ARABIA SAUDITA
QUE PRECEDIERON A LOS ATAQUES AÉREOS DE EE.UU CONTRA SIRIA


By Tyler Durden

Para aquellos a quienes la reciente campaña de Estados Unidos contra Siria les parece un deja vu de la tentativa de guerra que estuvo a punto de estallar el verano pasado para derrocar a su presidente Bashar al-Assad, que se detuvo en el último minuto debido a una muy enérgica intervención rusa,  y el estallido de una posible guerra en el Mediterráneo entre las fuerzas navales estadounidenses y rusas, lo es porque lo son.

Y como recordatorio, al igual que el año pasado, el mayor comodín en esta y en aquella intervención  directa (o invasión, o incluso guerra como algunos preferirían llamarla) en el territorio soberano de Siria, no fue EE.UU, sino Arabia Saudita  -recordar el artículo de agosto del 2013- “Meet Saudi Arabia’s Bandar bin Sultan: The Puppetmaster Behind The Syrian War.” Bin Sultan fue oficialmente despedido  poco después de que la campaña del 2013 para sustituir el liderazgo de Siria con un régimen más “dócil” había, si no oficialmente, fracasado (véase más adelante), pero las ambiciones de Arabia Saudita con respecto a Siria se mantuvieron.

Todo eso es revelado por el Wall Street Journal en un artículo que expone las negociaciones que tras bastidores los EE.UU condujo con Arabia Saudita para obtener “luz verde” y poder lanzar sus ataques aéreos contra ISIS, o más bien, contra secciones de Irak y Siria. Y, sin causar sorpresa, es una vez más Assad cuyo destino era la moneda de cambio para lograr que los saudíes se pusieran del lado de los EE.UU, ya que para poder iniciar la incursión en territorio soberano sirio “se necesitaron meses de trabajo tras bastidores de los EE.UU y los líderes árabes, que estuvieron de acuerdo en la necesidad de cooperar contra el Estado Islámico, pero no cómo, ni cuándo. El proceso les permitió a los saudíes tener ventaja para extraer un nuevo compromiso de Estados Unidos para intensificar el entrenamiento de los rebeldes que luchan contra Assad, cuya desaparición los sauditas todavía ven como una prioridad”.

En otras palabras, John Kerry llegó, vio y prometió todo lo que pudo, incluyendo la pieza faltante del rompecabezas -la propia Siria en bandeja de plata- con el fin de evitar otra humillación diplomática.

Cuando el señor Kerry aterrizó en Jeddah para reunirse con el rey Abdullah el 11 de septiembre, él no sabía a ciencia cierta qué más los saudíes estaban dispuestos a hacer. Los saudíes habían informado a sus homólogos estadounidenses antes de la visita que estarían dispuestos a proporcionar poder aéreo, pero sólo si quedaban convencidos de que los estadounidenses eran serios acerca de un esfuerzo sostenido en Siria. Los saudíes, por su parte, no estaban seguros hasta donde estaría Obama dispuesto a llegar, según diplomáticos.

Dicho de otro modo, la retribución demandada por Arabia Saudita para darle su “bendición” a los ataques aéreos estadounidenses y hacerlos aparecer como un acto de alguna coalición, es la eliminación del régimen de Assad. ¿Por qué? Para que, como también lo explicamos el año pasado, el contenido de los grandes campos de gas natural de Qatar puedan finalmente ser dirigidos a Europa, que por cierto es también el deseo de los Estados Unidos - ¿qué mejor manera de castigar a Putin por sus acciones recientes que aplastando la principal ventaja que el Kremlin tiene sobre Europa?

Pero volvamos con los saudíes y cómo el acuerdo para bombardear Siria fue elaborado:

Los norteamericanos sabían que había mucho en riesgo en esa reunión del 11 de septiembre con el rey de Arabia Saudita en su palacio de verano en el Mar Rojo.

Un año antes, el rey Abdullah se había enfurecido cuando el presidente Barack Obama canceló los ataques contra el régimen de Siria, Bashar al-Assad. Esta vez, los EE.UU necesitaba el compromiso del rey para apoyar una misión diferente en Siria -contra el grupo extremista del Estado Islámico- sabiendo que había pocas esperanzas de montar un frente árabe sin su apoyo.

En el palacio, el secretario de Estado John Kerry pidió asistencia incluyendo ataques aéreos, de acuerdo con funcionarios estadounidenses y del Golfo. “Vamos a proporcionar cualquier apoyo que usted necesite”, dijo el rey.

Pero sólo después de que los saudíes obtuvieran las garantías anteriormente mencionadas, de que Assad caerá. Y para hacer eso tendrían que ejercer una fuerte presión sobre Obama:

Desconfiado de una repetición del anterior cambio de opinión de Obama, los saudíes y los Emiratos Árabes Unidos se decidieron por una estrategia destinada a hacer más difícil para Obama cambiar de rumbo. “Cualquier cosa que ellos pidan, usted digan que 'sí'", dijo un asesor del bloque del Golfo a cerca de su estrategia. “El objetivo era no darles ninguna razón para la demora  o dar marcha atrás”.

La participación árabe en los bombardeos es de un valor más simbólico que militar. Los estadounidenses han tomado la iniciativa y han arrojado mucho más bombas que sus homólogos árabes. Pero las muestras de apoyo de un Estado sunita importante para una campaña contra un grupo militante sunita, dijeron funcionarios de Estados Unidos, han hecho que el Sr. Obama se sintiera cómodo al autorizar una campaña que él había resistido previamente.

Ciertamente, hasta ahora Obama se ha abstenido de bombardear directamente Assad, es sólo una cuestión de tiempo:

“El éxito de la alianza dependerá de cómo las dos partes concilian sus diferencias fundamentales sobre Siria y otros asuntos. Los líderes sauditas y miembros de la oposición siria moderada están apostando a que los EE.UU puedan finalmente ser jalonados en la dirección de los ataques aéreos contra Assad además del Estado Islámico en apoyo de los combatientes moderados.  Funcionarios estadounidenses dicen que el gobierno no tiene ninguna intención de bombardear las fuerzas de Assad”... por ahora.

Pero ¿A qué se debe la insistencia de Arabia Saudita en eliminar a Assad? Aquí está la opinión del WSJ:

Para los saudíes, Siria se había convertido en un frente de batalla crítico por la influencia regional con Irán, un aliado de Assad. En vista de que el Sr. Assad intensificaba la represión interna, el rey decidió hacer lo que fuera necesario para hacer caer al líder sirio, dicen diplomáticos árabes.

En la última semana de agosto, una delegación militar estadounidense y del Departamento de Estado viajó a Riad para sentar las bases de un programa militar de entrenamiento de la oposición siria moderada para combatir tanto al régimen de Assad como al Estado Islámico -algo que los saudíes han solicitado desde hace mucho. El contingente de Estados Unidos quería permiso para utilizar las instalaciones militares saudíes para el entrenamiento. Los ministros saudíes de alto nivel, previa consulta durante la noche con el rey, estuvieron de acuerdo y se ofrecieron a pagar la mayor parte de la factura. El Sr. Jubeir fue al Capitolio a presionar a legisladores claves para aprobar una ley que autoriza el entrenamiento.

Y una vez que los EE.UU de nuevo se plegaron a las demandas de Arabia Saudita para atacar a otro país soberano, lo que seguía era simplemente una cuestión de planificación:

Horas antes de que la campaña militar comenzara, funcionarios de Estados Unidos llevaron a cabo una conferencia telefónica para discutir los preparativos finales. Durante la llamada, los oficiales militares hicieron preguntas de último minuto acerca de si Qatar tomaría parte y si los países harían públicas sus acciones.

El Sr. Kerry estaba alojado en una suite en el piso 34 del hotel Waldorf Astoria de Nueva York, donde se reunía con líderes que asisten a las reuniones de las Naciones Unidas. Él llamó a sus homólogos del Golfo para asegurarse de que estaban todavía a bordo. Ellos lo estaban.

Los Emiratos Árabes Unidos, lo cuales algunos funcionarios de la defensa se ​​refieren como la “Pequeña Esparta” debido a su desproporcionada fuerza militar, tuvo el papel más robusto. Uno de los pilotos de los EAU era una mujer. Dos de los F-15 eran piloteados por miembros de la familia real saudí, entre ellos el príncipe Khaled bin Salman, hijo del príncipe heredero. En la tercera oleada del ataque inicial, la mitad de los aviones de ataque en el cielo eran de países árabes.

La mejor noticia para Obama: ahora es sólo cuestión de tiempo para recrear la misma bandera falsa que la alianza saudí-estadounidense empujó con tanta fuerza sobre la opinión publica mundial en el verano del 2013 para justificar el primer intento de eliminar a Assad, y lograr una vez más la “avenencia” de una fracción del  público, naturalmente, con el apoyo de los medios de comunicación de Estados Unidos.

Pero ¿cómo sabe uno que no es otra vez más que un montaje? La siguiente nota debería explicar todo:

Los participantes saudíes en la reunión del 11 de septiembre incluían al príncipe Bandar bin Sultan, quien como jefe de espías del rey el año pasado entró en conflicto con el Sr. Kerry sobre la política de Siria e Irak. Los funcionarios estadounidenses interpretaron su presencia como una señal de que el rey quería asegurarse de que el sequito estaba unido, dijeron funcionarios estadounidenses.

En realidad, su presencia es una señal de que el mismo titiritero que movía los hilos, y fracasó, en el 2013 en eliminar a Assad, y como se señaló anteriormente fue eliminado al menos oficialmente del escenario, posteriormente, vuelve a ser la persona a cargo de la campaña siria, sólo que esta vez de manera no oficial, y esta vez tiene a Obama totalmente bajo su mando.






Publicado por LaQnadlSol
USA.

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