sábado, 16 de agosto de 2014

De la mano de ISIS Obama regresa a Iraq

Amparado en el terror desatado por ISIS, Obama está de regreso en Iraq, no a regañadientes como se ha querido hacer creer, sino de acuerdo al enfoque intervencionista que él le ha imprimido a la política exterior  de la Casa Blanca bajo su presidencia. Utilizar la presencia de ISIS como herramienta de presión contra Bagdad para que accediera al cambio de régimen ha dado el resultado que Obama buscaba, sustituir a Nuri al-Maliki y reocupar militarmente a Iraq.


DE LA MANO DE ISIS
OBAMA REGRESA A IRAQ



Desde un principio cuando las fuerzas de ISIS incursionaban en el territorio de Iraq y amenazaban con tomar Bagdad, el gobierno de Obama ignoró los repetidos pedidos del gobierno iraquí para que interviniera y detuviera el avance islamista, obviamente no era del interés del presidente auxiliar al gobierno que la invasión estadounidense había dejado en el poder. Pero ahora resulta que de repente, Obama, por razones “humanitarias” ha decidido intervenir atacando a ISIS, que ya ha establecido un califato que abarca partes de Iraq y Siria y que hasta hace poco tenía carta blanca pues actuaba de acuerdo a los intereses de los EE.UU, mismos que ahora la organización terrorista está amenazando en Kurdistán haciéndose acreedora a los ataques aéreos estadounidenses.

Por más de dos años ISIS, al igual que otros grupos del tipo Al Qaeda han sido las principales fuerzas en exacerbar el conflicto en Siria que ya ha costado más de 170,000 vidas, incluidos los millones de refugiados. Durante todo ese lapso de tiempo el gobierno de Estados Unidos y sus aliados europeos de la OTAN se la han pasado exigiendo la salida de Assad a quien acusan como el causante directo de todo el baño de sangre ocurrido en Siria, obviando las atrocidades cometidas por esos grupos islamistas en el conflicto armado sirio.

Hay quienes exasperados se rascan la cabeza ante la actitud asumida por Obama con relación al avasallador avance de las fuerzas islamistas de ISIS. Argumentan que no logran entender la lentitud del presidente de EE.UU en responder a la amenaza del grupo islamista que ya se ha apoderado de grandes franjas de territorio en Iraq y Siria y ha incursionado ya en el Líbano. Hay quienes  aseguran que Obama no tiene una idea clara de lo que está sucediendo en el Medio Oriente y por lo tanto no sabe cómo responder, está en las nubes, y prefiere emplear su tiempo vacacionando y jugando al golf. Otros no logran entender el por qué Obama le ha permitido tanta libertad de acción a ISIS argumentando que, Estados Unidos tiene la influencia y la capacidad para construir alianzas capaces de revertir el avance de los islamistas, pero parece que carece de la visión y voluntad necesarias. Otros como el New York Times fingen sorprenderse  de que el presidente no haya expresado entusiasmo por una acción militar estadounidense incluso después de que el Estado Islámico en Iraq y Siria se apoderó de Faluya en el occidente de Iraq  y luego se dirigió hacia Mosul y Bagdad respectivamente.

Por otra parte, mientras Obama ignoraba las atrocidades y destrucción llevadas a cabo por ISIS en Siria e Iraq, su gobierno y la OTAN no han cesado de advertir sobre una inminente invasión de Rusia en Ucrania, algo que por supuesto no ha sucedido en el caso de la invasión israelí en Gaza que ha contado con todo el beneplácito de Obama. Y si bien Obama no movió un dedo para ponerle un alto a la invasión israelí, el recientemente declaró que los EE.UU tiene una oportunidad única para detener una masacre de ISIS en Iraq.

Esa aparente inconsistencia de la política exterior de Obama tiene confundidos a muchos analistas quienes no logran percibir la lógica con la que el presidente aborda el intervencionismo militar. Dicen no comprender lo que lleva a Obama a intervenir en unos lugares y no en otros, cuando debería ser claro que en efecto las actuaciones de Obama están marcadas por una lógica consistente la cual se ajusta a los propósitos e intereses de la política exterior estadounidense en los actuales momentos y en todas aquellas regiones del mundo donde están en juego los intereses vitales que van a determinar la continuidad de la primacía hegemónica de los EE.UU.

No hay nada más alejado de la realidad que querer presentar a Obama, como un presidente indeciso, desenfocado, despistado, timorato y renuente a intervenir no obstante el enorme poderío militar a su disposición. Pero si miramos con atención, veremos a un presidente haciendo uso del poderío estadounidense en casi todas las regiones cruciales del planeta, el número de bases militares regadas por todo el mundo y la existencia de Comandos Regionales que abarcan las diferentes  zonas geográficas del planeta atestiguan del carácter intervencionista de Obama. Pero Obama contrario al intervencionismo abierto de su antecesor, prefiere hacerlo  a través de otros métodos que no involucren el masivo despliegue de tropas, a saber, guerra cibernética, fuerzas de operaciones especiales, aeronaves no tripuladas, operaciones encubiertas y el apoyo de grupos armados irregulares como en el caso de ISIS y otras organizaciones armadas afines a Al Qaeda que han combatido en Libia y lo están haciendo ahora en Siria e Iraq.

Existe la errónea creencia de que Obama está de regreso en Iraq a regañadientes, pero la gente olvida que el enfoque intervencionista de Obama está muy cercano al esposado por Donald Rumsfeld, quien nunca creyó en las invasiones a gran escala mediante el despliegue masivo de tropas. Él era un proponente de las guerras relámpagos de bajo costo, para los EE.UU obviamente, donde únicamente la fuerza aérea y las fuerzas especiales son empleadas en operaciones relativamente no muy prolongadas. Las estructuras que se dejan o no son menos importantes.

Obama ha dicho que no aceptará la creación de un califato en ningún lugar de Siria o Iraq. Sin embargo, el semi califato de Arabia Saudita, de casi un siglo de antigüedad, nunca ha ofendido a los EE.UU o a sus aliados de Occidente, quienes realidad colaboraron en su creación, a pesar de que los fundamentos ideológicos de Arabia Saudita y de ISIS son los mismos. Las racionalizaciones y justificaciones religiosas de ISIS se basan en los puntos de vista y prácticas de Mohammed ibn ‘Abdul-Wahab, fundador de Wahhabiyyah, que constituye la doctrina político-religioso dominante en Arabia Saudita y Qatar.

ISIS no surgió de la nada, espontáneamente, como los círculos de desinformación occidental pretenden hacerle creer al público, la organización terrorista de ideología wahabí  surgió y se nutrió  de las políticas intervencionistas de los EE.UU en Siria e Iraq. En Iraq, la ocupación estadounidense dio lugar al nacimiento de grupos yihadistas donde no existía ninguno (al igual que la intervención de la OTAN en Libia). En Siria, los EE.UU, con el fin de deshacerse lo más pronto posible de Assad le permitió a sus aliados, Arabia Saudita, Qatar y Turquía, financiar, entrenar y armar a varias milicias con ideologías que hasta Al Qaeda consideró incluso demasiado extremistas.

Y aunque Obama diga otra cosa, el califato islámico ya es una realidad, y aunque es imposible predecir su existencia en el largo plazo, por el momento está ahí generando el caos, la violencia y los conflictos sectarios que son parte de la estrategia de los EE.UU de dividir, controlar y dominar a la región para beneficio propio y de sus aliados, sobre todo Israel, que curiosamente y a pesar de estar masacrando con total impunidad al pueblo palestino de Gaza, no está en la mira  de las fuerzas mercenarias de ISIS que si están combatiendo en Siria e Iraq para socorrer a sus hermanos sunitas que están siendo masacrados por los apostatas chiitas y alauitas.

En realidad la presencia de ISIS en Iraq, aun si no está bajo el control directo de los EE.UU,  encaja perfectamente con los planes estratégicos de Washington. El gobierno del primer ministro Nuri al Maliki se había convertido en un obstáculo para los planes estadounidenses, de ahí la campaña en su contra para sacarlo del poder, pues se le ha culpado de ser el causante directo de la crisis. La verdad es que el pecado de Maliki, aparte de lo sectario que haya sido, fue el no haber accedido a la presencia de las tropas de ocupación norteamericanas más allá del 2011, nunca se le perdonó el haberse rehusado a firmar el Status of Forces Agreement que le habría otorgado inmunidad a las tropas que  Washington planeaba dejar estacionadas en Iraq después del retiro formal de las mismas. Washington quería continuar con la ocupación pero Maliki se opuso. Eso causó la indignación y el deseo de los EE.UU por deshacerse de Maliki.

La presencia de las fuerzas islamistas de ISIS, ocupando el 30 por ciento del territorio iraquí y a tan solo a 50 millas de Bagdad, sin que Obama moviera un dedo, no era más que una manera de presionar a los políticos iraquíes para que accedieran a sus demandas por un cambio de régimen que le permitiría la reocupación de Iraq. Finalmente intimidados los políticos iraquíes accedieron a las exigencias de Washington y nombraron un nuevo primer ministro en reemplazo de Maliki. Esta acción ha sido aplaudida por Washington, pues le abre el camino para coordinar los pasos necesarios para la autorización de la presencia militar estadounidense en suelo iraquí. Coordinación que ya ha empezado con la firma, por parte del actual ministro de Defensa de Iraq, de un acuerdo sobre Seguridad y Cooperación con el Departamento de Defensa de los EE.UU.

Con la salida de Maliki queda en claro que todo este tiempo la estrategia de Washington estuvo centrada en el cambio de régimen en Iraq, Maliki era un obstáculo para las pretensiones estadounidenses por ocupar de nuevo militarmente a Iraq. En realidad  Estados Unidos nunca quiso salir de suelo iraquí, como tampoco ha renunciado a seguir ejerciendo control sobre el Medio Oriente, pues es una región de enorme interés para los planes de supervivencia del imperio. Que se diga por parte de Washington que su intención es preservar la unidad de Iraq, y que el nuevo gobierno producto del cambio de régimen orquestado por EE.UU ayudará en la reunificación del país, no pasa de ser pura propaganda ya que la partición de facto de Iraq es una realidad que difícilmente será revertida. De hecho forma parte del plan del vicepresidente Joe Biden y es precisamente lo que han buscado muchos en Washington desde el principio, y es algo que el nuevo primer ministro Haider al-Abadi no tendrá la capacidad de alterar. Su función se limitara a estampar su firma y permitir que los EE.UU reabran sus bases, redespliegue sus tropas y continúe con los quehaceres del imperio.


Así las cosas, amparado en el terror desatado por ISIS, Obama está de regreso en Iraq, no a regañadientes como se ha querido hacer creer, sino de acuerdo al enfoque intervencionista que él le ha imprimido a la política exterior  de la Casa Blanca bajo su presidencia. Esto ha quedado en evidencia en todos aquellos lugares donde los EE.UU están actualmente involucrados sembrando el caos y la destrucción. Lo de Libia, Siria, Iraq, Gaza y Ucrania son claros ejemplos del intervencionismo estadounidense al mejor estilo de Obama.






Publicado por LaQnadlSol
USA. 

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