viernes, 6 de diciembre de 2013

MANDELA

"En 1961, Nelson Mandela co-fundó y se convirtió en el primer líder de Umkhonto we Sizwe ("Lanza de la Nación"), también conocido como MK, un nuevo brazo armado del ANC. Varios años más tarde, durante el juicio que lo pondría tras las rejas por casi tres décadas, describió las razones para este cambio radical de los principios originales de su partido: "[E]s sería incorrecto y poco realista para los líderes africanos  seguir predicando la paz y la no violencia en un momento en que el gobierno cumplió con nuestras demandas pacíficas con la fuerza. Fue sólo cuando todo lo demás había fallado, cuando todos los canales de la protesta pacífica se nos habían prohibido, que se tomó la decisión de embarcarse en formas violentas de lucha política”.

Fuente: Nelson Mandela and the Armed Resistance Movement – http://www.history.com/topics/nelson-mandela


LA IDEOLOGÍA DE MANDELA


Por Luciano Castro Barillas

Los liberales y los izquierdistas con inclinaciones de derecha difunden en las últimas horas, tras la muerte del insigne Nelson Mandela, que él no tenía “ideología”, es decir, que no era de izquierda ni de derecha. Era, según esta opinión “tercerista”, un demócrata químicamente puro. No era, con esta lógica antilógica, una personalidad signada por las ideas cavernarias del neoliberalismo ramplón ni del marxismo que ellos porfían en hacerlo ver trasnochado. Interesa al pensamiento empresarial y al imperialismo exhibir a un Nelson Mandela descafeinado, vaciado de contenido ideológico, como miserable reconocimiento a una personalidad que no le hace sombra, de hecho, nada. Su grandeza es incuestionable. Su reputación política y moral es, sencillamente, impresionante, descomunal, avasalladora… y un hombre así, tiene que ser extraterreno y no es solo de los sudafricanos, sino es un hombre del mundo, en lo cual tienen razón en su sentido de universalización. Pero no dicen, claro está, que las ideas de justicia, paz, democracia y reconciliación que irremediablemente para las derechas representa Mandela, no les son propias, no les pertenecen, porque esos cuatro principios no son parte de su ideología antidemocrática, injusta, excluyente y racista. Entonces debemos apresurarnos a decir como corifeos del imperialismo que Nelson Mandela está más allá de las ideologías, lo cual no es cierto. Nadie en la década de 1960 podía ser ajeno a las luchas de liberación que se libraban en todo el mundo. Estaban allí inmediatos y fresquitos los ejemplos liberadores de las revoluciones cubanas y argelina y Nelson, como tenía que ser, marcha para Argelia para aprender los métodos de la lucha armada. No buscó a Israel para recibir entrenamiento ¿no? ¿Podía Mandela enfrentar de manera civilizada en las condiciones específicas de la década de los años 60, cuando se institucionaliza el Apartheid, la política genocida y negadora de todas las libertades civiles del régimen de segregacionista de Daniel Francos Malan? Fue necesario crear la organización político-militar “Lanza de la Nación”, brazo armado del Congreso Nacional Africano, para enfrentar el poder criminal blanco. Nadie que no fuera marxista  -aunque no lo dijera de manera expresa-  podía llegar a Argelia y recibir así, de buenas a primera, entrenamiento político-militar. Allí estuvieron los revolucionarios nicaragüenses, guatemaltecos y salvadoreños y todos, sin decirlo, abrazaban, creían, unos más otros menos, en las ideas de crear una patria socialista. Nelson Mandela no fue la excepción y creo si nunca lo dijo, que hizo bien, porque los ejemplos históricos degradantes de tanto “revolucionario” dejan y han dejado mucho que desear (si no vea usted las planchas del actual diputado de URNG por San Marcos, Carlos Mejía, muy negociable y creo, a no muy alto precio); porque no se trata de autoproclamarse “marxista” o “revolucionario” y actuar (asunto de hechos) como gente de derecha. Eso se llama inconsecuencia entre lo que se dice y hace. Ciertamente, Nelson Mandela quizá nunca dijo que era comunista, pero con sus hechos proclamó ante el mundo entero que era un consagrado hombre de ideas revolucionarias, que en el mejor sentido de la expresión es ser marxista; pues hay muchas personas de derecha que conozco que actúan mucho mejor como humanos que los “comunistas”. No es asunto de etiquetas. Es asunto de práctica, de hechos. Pues el dictum marxista es claro, concreto, sin ambages: “El criterio de la verdad son los hechos”. Ya Martí lo dijo de otro modo: “Hacer es la mejor manera de decir”.

Nelson Mandela sí tuvo ideología revolucionaria, pero la sociedad sudafricana no tenía las condiciones objetivas para impulsar un proyecto de edificación socialista, era bastante con eliminar el apartheid y su brutalidad.  Pero en los momentos actuales conviene exhibir este hermoso legado de un ser humano, como ajeno a la conflictividad, a la lucha de clases, aunque Nelson en su momento practicara la lucha de clases en su máxima expresión: repartirle bala a sus enemigos de clase. ¿Eso será marxismo o qué piensa usted? Si hasta Obama (este es un negro gacho), no teniendo mucho que decir y nada que regatear, se limitó a decir: “Él era bueno”. Lo que él no es, un negro malo.











Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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