sábado, 22 de junio de 2013

LA IMAGEN ROSA SE HIZO AÑICOS


(…) y aquel gigante que ellos creyeron somnoliento y feliz de tanto futbol, samba y carnavales despertó y lo hizo con un retumbo de marejada gigante que como lo dice Atilio Boron, hizo añicos la imagen rosada  y triunfalista con que los ideólogos de la derecha latinoamericana y mundial presentan al Brasil actual. Se hizo añicos en las calles de Sao Paulo, Río, Belo Horizonte y tantas ciudades brasileñas más pocas semanas después de la visita del Vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, en donde se deshizo en elogios al progreso económico y social del Brasil.


LA IMAGEN ROSA SE HACE AÑICOS EN
LAS CALLES BRASILEÑAS


El término que inicialmente un periodista del new York Times uso para caracterizar la elección Tabaré Vásquez como presidente de Uruguay, como “no tanto una marea roja”… más bien una rosa”, se ha utilizado desde entonces para nombrar a todos aquellos gobiernos latinoamericanos que han llegado al poder como abanderados de la izquierda latinoamericana. Pero lo que el término en verdad sugiere es, que el rojo comunista ha dado paso a un tono rosa moderado, pragmático, sin romper con el neoliberalismo, aunque con políticas de corte populista o asistencialista que han beneficiado a amplios sectores de las clases desposeídas. Brasil que ha sido uno de los niños bonitos que el imperialismo occidental ha vendido al mundo como ejemplo de moderación, de que se pueden implementar algunas reformas sin cambiar en lo fundamental el sistema económico que beneficia al grandes corporaciones financieras  y al capital extractivista internacional, ha experimentado recientemente una marejada popular de descontento e indignación ante el fracaso de tales políticas en resolver los problemas de fondo que afectan el diario vivir de millones de sus ciudadanos.

Y fue precisamente durante uno de esos eventos con los cuales se identifica mayormente al pueblo brasileño, el futbol (que hay que decirlo ha servido como el opiáceo de las masas), que estalló la insatisfacción multitudinaria. No fue en uno de los estadios en donde se disputa la Copa Confederaciones organizada por una de las entidades más corruptas del mundo, la FIFA. No, el descontento de la gente que protestaba el aumento al pasaje en el transporte público explotó en las calles (campo de batalla de las luchas populares) en donde se congregaron en forma pacífica para ventilar sus frustraciones ante la incapacidad y complacencia de un gobierno más comprometido con los intereses del gran capital foráneo que con las necesidades, sueños y aspiraciones de un pueblo que demanda la materialización de una auténtica democracia.

El comunicador y bloguero Flavio Siqueira cree que estas protestas son algo más que una explosión más o menos multitudinaria de insatisfacción, sino que visibilizan el déficit democrático de un Brasil devorado por el pragmatismo, la corrupción y los silencios. “La ostentación de los índices de aprobación de los gobiernos servía como máscara, el discurso oficial de que ‘nunca antes en la historia de este país’ el pueblo había estado tan feliz eran la excusa para frenar cualquier señalamiento de la necesidad de cambios, servía para instalar la percepción de que el descontento era un tema restringido a ‘golpistas mediáticos’ o ‘reaccionarios conservadores’, mientras que los casos de corrupción se acumulaban sin mayores consecuencias y/o explicaciones, la deuda, el enriquecimiento de los bancos, la inmensa carga tributaria, los intereses, los juegos políticos, los grupos alrededor del poder… todo esto, de alguna manera, inhibía el grito de insatisfacción generalizada y provocaba, al menos en parte de la población, una sensación de que no había esperanza, de que todo está perdido, como si el pueblo hubiera sido tragado por una máquina publicitaria y asistencialista, corrupta, demagógica, dogmática, populista, y especialmente, fagocitadora de mentes, aspiraciones e ideales. En los últimos diez años, el brasileño tuvo que vivir con la "metamorfosis ambulante", no sólo el de Lula contradiciendo el discurso de toda su vida en nombre de un pragmatismo egoísta, sino del PT como un partido de "trabajadores" que lo dejó de ser, movimientos sociales -como UNE, CUT, los sindicatos y muchos otros- que simplemente no lograron articularse con la sociedad convirtiéndose en perchas de empleos, organismos gubernamentales, fomentando un discurso alineado con el status quo. Nuestra democracia retrocedió, no había espacio para la crítica, el desacuerdo, la oposición o los cuestionamientos –sin que el cuestionador se convirtiera en objeto de ataques ideológicos, jurídicos o, en algunos casos, físicos. La puerta estaba cerrada con llave y la llave se la habían tragado”.

Pero los dirigentes brasileños embriagados con la creencia de ser una de las nuevas potencias económicas emergentes - BRICS- y lo que esto representa en términos de influencia y poder a nivel global, (aunque ya en cierta ocasión la administración de Obama y los medios de prensa norteamericanos en un alarde de cinismo y arrogancia imperial habían desestimado, con motivo de la crisis nuclear de Irán, la importancia de Brasil como gran actor internacional) fueron incapaces de percibir el descontento popular que de a poco se iba acumulando  postergando con medidas cosméticas la solución de los problemas estructurales que han aquejado a la “democracia” brasileña. Los dirigentes del gobierno siguieron creyendo o soñando que el montaje de costosos eventos deportivos, la Copa Mundial de futbol y luego los Juegos Olímpicos, en detrimento de la reales necesidades del pueblo, serian los catalizadores que encumbrarían a Brasil y terminarían por ratificar su imagen de potencia mundial, pero se equivocaron, y aquel gigante que ellos creyeron somnoliento y feliz de tanto futbol, samba y carnavales despertó y lo hizo con un retumbo de marejada gigante que como lo dice Atilio Boron, hizo añicos la imagen rosada  y triunfalista con que los ideólogos de la derecha latinoamericana y mundial presentan al Brasil actual. Se hizo añicos en las calles de Sao Paulo, Río, Belo Horizonte y tantas ciudades brasileñas más pocas semanas después de la visita del Vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, en donde se deshizo en elogios al progreso económico y social del Brasil.












Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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