domingo, 19 de mayo de 2013

ATAQUE RADIOLÓGICO PREVENTIVO



Un ataque radiológico preventivo sobre Irán tendría otra víctima en lado de Israel: específicamente, la “relación especial” de Israel con los Estados Unidos. Repetidamente los líderes iraníes han dejado en claro de que en caso de ser atacado, las fuerzas armadas iraníes reaccionaran atacando a la quinta flota con miles de lanchas rápidas y otros vehículos letales, y además atacaran con sus misiles todas las bases militares estadounidenses en la región. Las bajas del lado estadounidense seran inevitables, algunas, en primer lugar, seran el resultado de la contaminación radioactiva generada por el bombardeo de las instalaciones nucleares de Irán. Se podría asumir, no sin razón, que con el tiempo las varias enfermedades y defectos de nacimiento que normalmente se asocian con la exposición a la radiación nuclear, tendrán un enorme impacto político. Antes de mucho, la población estadunidense extenuada por la guerra empezara a cuestionar si era necesaria tanta carnicería sufrida por los EEUU en otra guerra innecesaria provocada por Israel y el lobby judío.




GUERRA PREVENTIVA CON IRAN Y
EL PROVERBIAL GORILA DE LAS 800 LIBRAS



 Por Mahmoud Omidsalar
John F. Kennedy Memorial Library, California State University, Los Angeles

Las especulaciones a cerca de ataques aéreos contra las instalaciones nucleares iraníes se han vuelto rutina en los medios de prensa occidentales. Presumiblemente, estas instalaciones seran atacadas por los israelitas o por una fuerza de tarea conjunta israelí-estadounidense, como si los aviones enemigos pueden volar sin ningún impedimento dentro del espacio aéreo iraní. La mayoría de estas especulaciones dejan varios puntos sin mencionar. El primero es que, cualquier ataque a una instalación de enriquecimiento nuclear equivaldría a atacar a Irán con una “bomba sucia”, eso es, con una “arma radiológica” que combina la carga explosiva de la bomba anti bunker (bunker-buster) con el material radioactivo contenido en las instalaciones atacadas. Numerosos estudios occidentales, oficiales y semioficiales, concuerdan en que un ataque de tal magnitud dispersaría cantidades masivas de  elementos altamente radioactivos en el medio ambiente de la región y, en el corto y largo plazo causaría “cientos de miles” de victimas como resultado de la exposición a la radiación nuclear. La Union of Concerned Scientists que utiliza un modelo desarrollado por el Pentágono, declara que después de un ataque a la instalación nuclear de Natanz en las proximidades de Isfahan, cerca de 3, 000,000 de civiles perecerán en las primeras dos semanas, y en las semanas subsiguientes los vientos predominantes en la región dispersaran la radiación a unas 35 millones de personas en Afganistán, Paquistán e India. (ver video)

Los efectos políticos adversos de un evento de esta naturaleza no necesitan mayor explicación. Esto me lleva a otro punto que ha sido olvidado. El rango de opciones que permanecen abiertas para Irán en caso de un ataque radiológico no es considerado adecuadamente. Es verdad que Irán no posee armas nucleares. Pero también es verdad que Irán posee la capacidad para fabricar una “bomba sucia” si alguna vez es atacado con una de esas. En el instante que Irán sea atacado con una “arma radiológica”, una línea roja habrá sido cruzada. Nadie que sepa algo a cerca de la historia de Irán y de su cultura creerá que las fuerzas armadas iraníes se van a quedar sentadas sufriendo el golpe. De acuerdo a la IAEA, Irán posee miles de toneladas de hexafloururo de uranio (conocido como “hex” en la industria nuclear). Esta es una substancia altamente toxica que forma cristales grises a temperatura y presión estándar, es altamente corrosivo en la mayoría de metales, y reacciona violentamente con el agua (Ver Wikipedia: hexafloururo de uranio). Si Irán es atacado con “bombas sucias”, los iraníes tienen la opción de retornar el favor atacando con sus propias “bombas sucias”. En otras palabras, cualquier ataque a las instalaciones nucleares iraníes será respondido por un devastador ataque sobre Israel y sus aliados en la región, todos los cuales están perfectamente al alcance de los misiles y drones iraníes. Un misil armado con una ojiva radiológica, aun si es interceptado en el aire, será tan destructivo como uno que logre hacer impacto.

Los sistemas de defensa contra tales armas resultarían insignificantes porque independientemente de si aterricen o sean derribadas la devastación será enorme. Sería un error fatal pensar que Irán se quedará de brazos cruzados de cara a una agresión radiológica. Una vez cruzado ese umbral, cambian todos los cálculos y todas las razones para actuar con mesura seran eliminadas. Este puede ser el mensaje en declaraciones como, “atacar a Irán será el último error de Israel” (general Vahidi, ministro de Defensa de Irán). En vista de lo anterior, las declaraciones de Ehud Barack de que en caso de una guerra con Irán, las bajas israelíes serian no mayores a 500, podría resultar en una catastrófica equivocación. Por lo tanto, un consejo sensato a los israelíes seria: ¡No se adentre en un desierto del cual puede que no emerja!

Irán e Israel, sin tener en cuenta la baladronada de los halcones israelíes y de sus partidarios en AIPAC (American Israel Public Affairs Committee), quienes rutinariamente subestiman las capacidades de contraatacar de Irán, han alcanzado ya un balance de terror. Lo que gobierna el balance de poder existente entre Irán e Israel es lo que gobernó el balance militar entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, i.e., el principio de Mutually Assured Destruction , Destrucción Mutua Asegurada, (MAD, por sus siglas en ingles). Irán no tiene las ojivas nucleares que Israel posee, sin embargo, Irán tiene la capacidad para suministrar el mismo tipo de devastación nuclear sobre Israel que los israelíes y sus aliados proponen desatar sobre Irán y sus vecinos.

Otro de los tópicos que rutinariamente es discutido por los especialistas occidentales  en sus especulaciones a cerca de la “guerra con Irán” es si, los iraníes cerraran el Estrecho de Ormuz. Ciertamente los líderes militares y políticos de Irán han mencionado esa posibilidad como una opción. Sin embargo, si la idea es negarles el petróleo a los países de occidente aliados de Israel, la movida más fácil sería bombardear todas las instalaciones petroleras árabes, la mayoría de las cuales son vulnerables a los ataques y sabotajes de Irán. De acuerdo a Robert Baer, quien sirvió como agente de la CIA por más de dos décadas en el Medio Oriente, la parte árabe del Golfo Pérsico es el blanco perfecto debido a la gran cantidad de instalaciones petroleras. Aun un ataque moderadamente exitoso sobre la instalación petrolera de Abqaiq en Arabia Saudita, un escenario considerado por los estrategas de la era de Reagan, sacaría de circulación millones de barriles de petróleo causando un daño severo, difícil de reparar inmediatamente (ver Sleeping with the Devil, pp.xv-xxix). Si Irán apunta a bloquear el transporte de petróleo al mundo, suficiente sería con eliminar las instalaciones petroleras árabes en lugar de cerrar el Estrecho de Ormuz que bloquearía su propia salida.

En una guerra con Irán, la 5ª. Flota estadunidense, Arabia Saudita, los estados petroleros del Golfo Pérsico  y sus instalaciones quedarían prácticamente a merced de los ataques del aguerrido ejército iraní. Los sauditas quizás acepten la exagerada noción de su poderío militar, pero en realidad su ejército nunca ha peleado una guerra. De hecho, durante su última participación en la Guerra del Golfo Pérsico (1990-91) los soldados sauditas arrojaron sus armas y huyeron despavoridos (The Devil We Know, 2008, p.137). Tener armamento sofisticado no es lo mismo que tener la habilidad o el estómago para combatir. La implicación de todo esto es que la distancia que separa a los Estados Unidos y sus aliados de Irán no necesariamente aumenta su ventaja estratégica en caso de una guerra con Irán. Partes muy significativas de su infraestructura energética, i.e., las instalaciones del petróleo árabe se encuentran expuestas a los ataque iraníes. Occidente no puede confiar en sus aliados árabes en el Golfo Pérsico ya que la mayoría de estos, en vez de estados que han evolucionado históricamente, no son más que entidades familiares y una mescolanza de tribus que se hacen pasar por países.

Aun más, contrario a la historia de Irán, poseedor una mitología secular en su épica nacional -The Books of Kings (escrito alrededor del año 1000 D.C)- y una larga historia política como sustento, estos sheikhdoms (territorios gobernados por jeques) no están diseñados para resistir  crisis políticas prolongadas y pueden ser desestabilizados muy fácilmente. Todas estas opciones estarán a disposición de Irán si es arrinconado y obligado a pelear con su espalda contra la pared.

Un ataque radiológico preventivo sobre Irán tendría otra víctima en lado de Israel: específicamente, la “relación especial” de Israel con los Estados Unidos. Repetidamente los líderes iraníes han dejado en claro de que en caso de ser atacado, las fuerzas armadas iraníes reaccionaran atacando a la quinta flota con miles de lanchas rápidas y otros vehículos letales, y además atacaran con sus misiles todas las bases militares estadounidenses en la región. Las bajas del lado estadounidense seran inevitables, algunas, en primer lugar, seran el resultado de la contaminación radioactiva generada por el bombardeo de las instalaciones nucleares de Irán. Se podría asumir, no sin razón, que con el tiempo las varias enfermedades y defectos de nacimiento que normalmente se asocian con la exposición a la radiación nuclear, tendrán un enorme impacto político. Antes de mucho, la población estadunidense extenuada por la guerra empezara a cuestionar si era necesaria tanta carnicería sufrida por los EEUU en otra guerra innecesaria provocada por Israel y el lobby judío.

Por lo tanto, la interrogante que AIPAC y los estrategas israelíes querrán contemplar es: “¿cuantos veinte y pico con enfermedades a causa de la radiación seran necesarios para terminar con la relación especial entre los EEUU e Israel?” ¿Vale la pena arriesgar la pérdida del vasto y preferible balance de poder existente entre ambos países, promoviendo una guerra preventiva sobre la base de la falsa premisa de que Irán representa una amenaza existencial para Israel? La amenaza existencial a Israel no viene de los militares iraníes; viene de la propia arrogancia israelí.

No importa desde que ángulo uno observe el problema de apresurarse a una confrontación militar con Irán, el resultado se presenta horroroso. Los potenciales desastres asociados con buscar una solución que no sea la diplomática son tan enormes y demasiado peligrosos como para correr el riesgo.


Traducido del inglés por Marvin Najarro


Mahmoud Omidsalar obtuvo su doctorado en Literatura Persa de la University of California, Berkeley en 1984, en 1990 paso a formar parte como editor consultor de la Encyclopedia Iranica. En el 2006, fue nombrado al Supreme Council of the Center for the Great Islamic Encyclopedia (Tehran). Conjuntamente con el fallecido Iraj Afshar edito las series Folia Medica Iranica and Persian Manuscripts en Facsimile. Sus libros más recientes en ingles son: Poetics and Politics of Iran’s National Epic, the Shāhnāmeh (New York: Palgrave Macmillan, 2011), and Iran’s Epic and America’s Empire: A Handbook for a Generation in Limbo (Santa Monica: Afshar Publishing, 2012).











Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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