martes, 8 de enero de 2013

LAS HORROROSAS HISTORIAS …



(..) Y fue mi persona, reportando para el New York Times y después de una visita para observar la situación por cuenta propia, quien le siguió la pista al ex vicepresidente, Francisco Villagrán Kramer, quien había huido a Washington DC, disgustado con lo que había observado en los altos niveles del gobierno. Villagrán Kramer me dijo que las matanzas no eran obra de milicias desafectas ni tampoco de los hacendados, como afirmaba la propaganda del gobierno, sino que eran organizadas por la misma oficina del presidente. Amnistía por una diferente ruta, había llegado a la misma conclusión.



LAS HORROROSAS HISTORIAS
DE GUATEMALA



Por Jonathan Power (Power’s World) / 4 septiembre 2012

La fama de Guatemala, aparte de las ruinas de la altamente sofisticada civilización Maya, de lo cual las presentes generaciones no tienen nada que ver, es que es, en el siglo 20, el país con el peor record en derechos humanos entre todos los países del Hemisferio Occidental.

Recuerdo que en ocasión de una entrevista con el secretario general de Amnistía Internacional, Thomas Hammarberg, al preguntarle sobre qué país con el peor record en derechos humanos en el mundo debería visitar, él contestó “Guatemala”. Luego le pregunté cuántos prisioneros políticos tenia (Amnistía tiene un bien probado y exitoso sistema que adopta prisioneros políticos y luego colma a las autoridades con demandas para que sean liberados) él contestó, “No hay prisioneros políticos únicamente asesinatos políticos”.

Fue hasta  1996 que el país pudo emerger de los 36 años de guerra civil que enfrentó a la insurgencia indígena maya contra el ejército que era apoyado por los Estados Unidos, aun durante la presidencia de Jimmy Carter, uno de los más pacíficos de todos los recientes presidentes. Más tarde, y para su crédito, Bill Clinton, en una visita a esta república centroamericana, se disculpó por el rol de Estados Unidos. Hubiese sido vergonzoso si él no lo hubiera hecho ya que no mucho antes una investigación de la ONU había revelado que fueron las autoridades guatemaltecas quienes habían cometido la mayor parte de las matanzas.

Fue Amnistía Internacional quien puso al descubierto y ante los ojos del mundo la naturaleza asesina de uno de los bandos en la guerra civil de Guatemala, la tortura y los cuerpos de victimas amontonados en botaderos de cadáveres  en  grandes áreas del campo guatemalteco. Y fue mi persona, reportando para el New York Times y después de una visita para observar la situación por cuenta propia, quien le siguió la pista al ex vicepresidente, Francisco Villagrán Kramer, quien había huido a Washington DC, disgustado con lo que había observado en los altos niveles del gobierno. Villagrán Kramer me dijo que las matanzas no eran obra de milicias desafectas ni tampoco de los hacendados, como afirmaba la propaganda del gobierno, sino que eran organizadas por la misma oficina del presidente. Amnistía por una diferente ruta, había llegado a la misma conclusión. El presidente Ronald Reagan era llamado el “presidente teflón”. Aun y cuando el presidente Reagan era una persona muy cortés que irradiaba buena voluntad que de alguna manera lo hacía estar más allá del reproche, sin embargo, durante su gobierno él mantuvo el flujo de armas y personal militar de adiestramiento al gobierno de Guatemala. Con el transcurso de los años cunado un reportero ocasionalmente le hacía alguna pregunta el solía decir que el ejército de Guatemala estaba combatiendo el comunismo como correctamente lo hicieron todos los gobiernos que EUA apoyaba en toda la región Centro Americana. El avance de comunismo tenía que ser detenido, argumentaba públicamente, de lo contrario la amenaza roja en cualquier momento hará su aparición en las puertas de Texas. Cuba y Moscú, afirmaba él, estaban detrás de todo. Sin embargo el envolvimiento cubano era modesto y del todo escaso lo de Moscú.

La Corte Criminal Internacional no tiene autoridad para lidiar con los crímenes de guerra cometidos en Guatemala porque los horrendos eventos sucedieron mucho antes de que el tratado que estableció la Corte fuera acordado. Pero en el reciente año Guatemala ha comenzado a enjuiciar a algunas de las personas envueltas en esos crímenes. El pasado mes una corte sentenció a 70 años de prisión a Pedro Arredondo García ex jefe de las fuerzas de policía del país por el secuestro de un estudiante hace tres décadas. En Marzo, el ex soldado Pedro Pimentel Ross, fue sentenciado a 6,060 años de prisión por su participación en la masacre en la aldea Dos Erres en 1982, uno de los eventos más violentos en la guerra civil. En enero una corte dictamino que ex líder militar y más tarde presidente de facto, general Efraín Ríos Montt, de 85 años de edad, debe enfrentar cargos por genocidio y crímenes contra la humanidad.

Tardíamente Guatemala está enfrentando su terrible pasado. Pero muchos de los asesinos continúan con sus vidas intocables. Tomará muchas décadas para que Guatemala se recupere. Aparte de las masacres de campesinos, el ejército y la policía tomaron como blanco de sus ataques a muchos curas católicos quienes tras bambalinas trabajaban en oposición al gobierno, a funcionarios electos locales, alcaldes y maestros. Sin ellos ha sido muy difícil para los campesinos lidiar con las consecuencias y empezar una nueva vida. Las pandillas anteriormente afiliadas al gobierno están ahora profundamente involucradas en el negocio de las drogas. El nuevo presidente, Otto Pérez Molina, fue un antiguo jefe de la inteligencia militar y algunos afirman fue parte en los asesinatos en masa. Sin embargo está permitiendo que la fiscal general y ex activista de los derechos humanos, Claudia Paz y Paz, actué con libertad para enjuiciar a los criminales de guerra.

¿Un paso adelante. Un paso atrás?



Traducido del inglés por Delmar Manuel


Jonathan Power es un veterano comentarista en asuntos internacionales.








Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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