miércoles, 9 de enero de 2013

APARTHEID CITY…




Si te doy todo lo que poseo y pido nada a cambio
¿Harías lo mismo por mi como yo lo haría por ti?
O llévame en una cabalgata, y despójame de todo incluyendo mi orgullo
Pero el espíritu es algo que nadie destruye
Y el sonido que estoy escuchando es solo el sonido
La chispa callada de los muchachos con botas tacones altos. Winwood, Steve / Capaldi, Jim





APARTHEID CITY Y LAS GRANDES
CONTRADICCIONES DE UN PAÍS MISERABLE   



Por Delmar Manuel

Mientras que la pobrería se las ve muy negras hasta para conseguir las tortillas porque el precio del maíz se ha disparado por los cielos a causa del apetito desaforado de la industria de los “biofuels que le está arrebatando tierra y alimentos al pobre guatemalteco, los señores y señoras de la “hig society” chapina queriéndose apartar de la chusma y todas sus desgracias se han recetado como regalo, solo para ellos, algo similar a esas villas Potemkin diseñadas para engañar y pretender que la realidad es mucho mejor de lo que en verdad es. Son 14 hectáreas construidas con apartamentos de lujo al mejor estilo colonial español con todas las comodidades y extravagancias propias de las sociedades consumistas del primer mundo y, que lógicamente, solo la clase más rica, racista y excluyente del país se puede permitir, porque, ¿qué pobre guatemalteco con un salario de hambre  puede permitirse comprar un apartamento de entre 260,000 y 800,000 mil dólares?

El llamado paseo Cayalá, palabra de origen maya que puede interpretarse como podredumbre de agua, además de ser, un proyecto que segrega a las clases bien acomodadas de las pobres de la ciudad de Guatemala, es un insulto a toda la nación que se destaca por ocupar a nivel mundial records en pobreza, desnutrición infantil, analfabetismo y violencia. En palabras de un arquitecto guatemalteco, “Cayalá es un lugar que trata de imitar al centro histórico, la manera como la gente se moviliza en los alrededores de una metrópoli urbana pero que, sin embargo, falla, porque no es una ciudad. … Cayalá crea un mundo para aquellos a quienes les es accesible. Cayalá vende una ilusión de que todo está bien, pero no está abierta a toda la gente”.


El paseo o ciudad fortificada llamado Cayalá que además de semejarse a las Green Zones que la fuerzas invasoras norteamericanas han levantado en Iraq y Afganistán -apartadas y completamente prohibidas a los nativos de esas tierras- en el fondo no es más que la expresión contundente de la arrogancia de las elites adineradas y del desprecio que estas sienten por las clases marginadas y explotadas que son la mayoría del país. Argumentar que se trata de un santuario de seguridad accesible a gentes con diferentes niveles de ingresos económicos es un argumento que inmediatamente se cae por su propio peso ante los ojos de cualquier ciudadano común y corriente. Protegerse o evadirse de un pueblo consumido por los altos niveles de desempleo, violencia, es al mismo tiempo tratar obscurecer el hecho histórico de que son precisamente estas elites y el Estado que les sirve, los originadores de todos los problemas económicos y sociales que agobian a Guatemala.

Cayalá con toda su lustrosa apariencia es un proyecto de la burguesía nacional a tono con las políticas económicas neoliberales empeñadas en privatizar todo, como está sucediendo en El Salvador y Honduras donde los gobiernos de esos países fieles sirvientes a los intereses de Washington y de las grandes corporaciones internacionales están privatizando  todas la propiedades públicas y los recursos naturales de esas naciones. Crecimiento sostenido y competitividad son las frases que la propaganda neoliberal utiliza para esconder el real propósito de estas nefastas políticas que no son más que tomar control del destino económico de esos pueblos enriqueciendo más a los dueños del gran capital y empobreciendo cada vez más a las clases trabajadoras.

No importa que hayan quienes no puedan evitar hacer un alto y observar atónitos cuán grande y blanco luce o que este alejado del bullicio de la música de banda que emana de las esquinas de los guetos donde solo los antisociales y marginados viven, la realidad, con todos sus guardias de seguridad, puertas de acero “capuccinos, lattes y sombrillas rojas, es que, es otra Guatemala, un apartheid, construido por la fantasía, la megalomanía, la ambición y el racismo burgués que le gusta vivir en burbujas que como casi siempre sucede estallan cuando el monstro que ellos han creado se vuelve contra ellos y los devana en su propio rio de aguas podridas.
















Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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