miércoles, 26 de diciembre de 2012

SUELDAZOS



(…) antes que eficiencia, se prefiere desempleo y salarios de hambre.



SUELDAZOS



Mientras se pichicatea[1] el salario mínimo, existen funcionarios públicos con sueldos escandalosos. Hay más de un treintena de funcionarios con sueldos superiores al millón de quetzales anuales. No nos referimos a los presidentes de los organismos de Estado. Estos por su calidad de electos a la más alta dignidad de la República, tienen el derecho a un sueldo decoroso. Los diputados, otros funcionarios electos, reciben mucho menos: alrededor de medio millón de quetzales. El Procurador de Derechos Humanos, Jorge De León Duque, cumplió su promesa de rebajarse el sueldo a la mitad.

Lo vergonzoso es que un personaje de tercer nivel como la directora legislativa del Congreso o algunos alcaldes, gerentes, etc., ganen más que los funcionarios de primer nivel. El pago de alto sueldos con los impuestos de la ciudadanía es el peor negocio que puede haber.

El Banco Central Europeo ha pedido rebaja de sueldos elevados a funcionarios públicos para afrontar la crisis en España, Portugal, Grecia, Irlanda y Chipre. Curiosamente, en Italia, los salarios en general, no solo de funcionarios públicos, son modestos y los impuestos son altos. En consecuencia, aunque el despilfarro en sueldos es un factor de desequilibrio, no es el único causante de crisis.

Los salarios en el sector privado deben ser mayores que en el sector público, para incrementar la productividad. Esta diferencia se debe al shirking (elusión), que es mayor en el servicio público. Tanto Carl Shapiro y J.E. Stiglitz, señalan que la disciplina es mayor en el sector privado; de donde se debe esperar que los salarios sean más altos, puesto que los trabajadores están sujetos a castigos de manera más expedita. Los estadistas se caracterizan por tomar medidas necesarias aunque sean impopulares. En julio de este año, el presidente Rafael Correa anunció la rebaja de altos sueldos a funcionarios estatales. En abril, hizo lo propio la presidenta Cristiana Fernández. Fijar un sueldo máximo en el Estado y tener claridad en las categorías, es un asunto de interés público.

Lo que les gana la enemistad de quienes se enriquecen con la corrupción consiste en que esa medida la acompañan de la elevación general de salarios para la población. De donde corrigen al mercado para posibilitar salarios de eficiencia. Al salario que paga favores políticos, el economista G. Akerlof lo denomina de reserva. Con las características de alta rotación, selección adversa, baja moral y lealtad, insuficiente para llenar la canasta familiar.

Una clase empresarial indolente prefiere el salario de reserva o el mínimo, pues le exonera de competir con otras empresas nacionales y extranjeras. Lo acomoda en los negocios oligopólicos y le permite abusar, sabiendo que tiene cómplices que protegerán la explotación del trabajador. Los países con altas tasas de crecimiento elevan los salarios del sector productivo, controlan la corrupción del sector estatal y se apoyan en la buena vida de la población. Algún día, así será.



[1] Guatemaltequismo, equivalente a tacañería.









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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