miércoles, 28 de noviembre de 2012

EL SETENTA Y CINCO POR CIENTO…



La elección de Obama fue en esencia un vivido despliegue de la erupción  de lo supuestamente imposible dentro del ámbito de lo ordinario. El eslogan “Si se puede” evocó un desafío de las asumidas limitaciones. Ahora los partidarios de Obama están siendo sermoneados por esperar demasiado del presidente, por no entender que la “política es el arte de lo posible”. Aquí, como en muchas otras instancias, lo “posible” es una palabra en código significando lo que los intereses creados van a permitir. Mike Marqusee (SocialistWorker.org)




EL SETENTA Y CINCO POR CIENTO Y EL
FUTURO PRESIDENTE “LAME DUCK”

 Por Marvin Najarro

Después de todo, ese porcentaje no está tan malo, si de llegar o conservar el poder se trata. Como se anticipaba por la mayoría de la encuestadoras (especialistas en triturar números para alimentar con datos a una audiencia que depende de ellos para vivir) y los bien pagados gurús de las cadenas televisivas norteamericanas, los latinos votarían en su gran mayoría por Obama. Efectivamente 12 millones de latinos o el 75% por ciento del total de electores le dieron el sí al actual ocupante de la Casa Blanca, con la esperanza, aunque sea  tenue, de que esta vez el afroamericano presidente de la nación más poderosa del mundo cumpla con sus promesas hacia la comunidad latina, desilusionada de los resultados de su primer mandato.

Aunque Obama  en una movida política de última hora haya decido calmar las angustias de miles de jóvenes estudiantes indocumentados, al tiempo que también, les lanzaba un hueso a sus partidarios liberales, es recomendable tener en cuenta que el presidente es sobre todo un político y como tal muy astuto que busca posesionarse donde más le conviene con tal de llevar agua a su molino. Por algo proviene de la notoria maquinaria política demócrata de Chicago.

A pesar de las críticas de Obama contra las políticas de “aterrorizar a la comunidades hispanas” de su predecesor G.W Bush, su record en sus primeros cuatro años como presidente sobrepasa en medidas antiinmigrantes al de Bush. Entre todos los presidentes en la historia de Estados Unidos, Barack Obama ostenta el peor record en inmigración. Ningún otro presidente  se le compara. Durante los últimos tres años y medio, Obama ha atrapado, detenido y deportado más de 1.2 millones de inmigrantes, aproximadamente 400,000 por año. Eso es más del doble el número de deportaciones efectuadas bajo la administración de su predecesor, George W. Bush, en el mismo periodo de tiempo. Además, Obama puso en marcha el controversial programa conocido como Comunidades Seguras, el cual emplea a los departamentos locales de policía para colectar las huellas digitales para que luego las victimas puedan más fácilmente ser vigiladas, acosadas, detenidas, abusadas y deportadas por los brutos de la Gestapo en el Departamento de Inmigración y Aduanas (ICE). Obama tiene la intención de hacer el programa obligatorio para el 2013.

Con ese record a cuestas valdría la pena preguntarse quizás ¿por qué la comunidad latina votó en su mayoría y por segunda vez por Obama? La respuesta, los republicanos, estúpido.

Los proboscídeos del Partido Republicano del incompetente y desabrido mormón, Mitt Roomney, aferrados a sus actitudes de supremacía racial, aunque uno que otro con pigmentación obscura no dejen de servirles, rehusaron cortejar al voto latino y fieles a su ideología, la de un partido que representa lo más reaccionario y xenófobo de la derecha política norteamericana hicieron todo lo posible por perderlos. Los votantes latinos conscientes de lo que supondría una presidencia elefantina, simple y sencillamente y, no por asuntos de identificación partidaria o ideológica, votaron por el menos malo, en este caso, el post racial presidente Barack Obama.

Desde donde se vea, la reelección de Obama se debe en gran medida al apoyo sustancial de la comunidad latina, queda por ver si esta vez y libre al no tener que enfrentar futuras elecciones el buen hombre decide de una vez y por todas cumplir de alguna manera con su promesa de una reforma migratoria que alivie las penurias de los 12 millones de indocumentados que desean salir del anonimato para que su esfuerzo y contribución sean reconocidos y aceptados como tal y no vistos como una carga, como una amenaza para el bienestar de esta nación. Todo dependerá también de la capacidad de maniobra política del llamado liderazgo latino, sobre todo los demócratas y aliados del presidente, de hacer valer el poder de la comunidad hispana que, aunque demográficamente ha crecido enormemente, en términos concretos de poder político no ha crecido en la misma proporción y sigue siendo muy débil en comparación a otras comunidades étnicas menos numerosas.

Se debe de tomar muy en cuenta que Obama después de su segundo año como presidente pasará a ser lo que el ámbito político estadounidense se da por llamar un “lame duck” presidente o sea un funcionario saliente sin mucho poder. Esto quiere decir que de no actuar con firmeza y con toda la voluntad política requerida en sus primeros dos años de su segundo mandato, para lograr una reforma migratoria, Obama, ante la intransigencia y oposición de los republicanos en el congreso no logrará cumplir con su promesa a la comunidad latina que, ya empieza escuchar, quizás como premio de consolación, ofrecimientos de licencias de conducir para indocumentados pero sin modificar el estatus de ilegal.










Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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