sábado, 6 de octubre de 2012

EL SOCIALISMO…




INTRODUCCIÓN

Las elecciones presidenciales en Venezuela, quizás las más importantes y cruciales en lo que va de este siglo en toda Latinoamérica, están a escasas horas de celebrarse y con ellas, dependiendo de los resultados, se definirá el destino no solo de la Revolución Bolivariana, sino también el de todos los procesos políticos democráticos latinoamericanos  que, actualmente y como alternativa a los esquemas políticos y económicos impuestos desde las sedes del poder global, se están desarrollando en varios países de la región. No es solamente la supervivencia de la Revolución Bolivariana y sus logros, sino, y lo que es lo más importante, la consolidación definitiva del Socialismo de Siglo XXI que tiene que ser la meta inmediata e impostergable de la revolución venezolana. La lucha es incesante y sin tregua y no hay que caer en triunfalismos prematuros producto de interpretaciones erróneas del sentimiento popular y por ello desestimar al rival, que aunque de alguna manera disminuido, sigue teniendo todos los recursos a su alcance como para dar un giro de ciento ochenta grados y propinarle un serio revés  a los logros y  aspiraciones de las clases populares venezolanas, latinoamericanas y del mundo que han visto en el proyecto Bolivariano un ejemplo digno de imitar. Las líneas están muy bien definidas y no hay lugar para posiciones intermedias, por un lado el presidente Chávez que representa la continuidad y consolidación del proyecto revolucionario Bolivariano, que tantos beneficios le ha traído al pueblo venezolano y por el otro, Capriles, el caballo de batalla del imperialismo neoliberal que cuenta con el decidido apoyo de la oligarquía internacional  hoy más que nunca urgida de recuperar lo que la revolución les ha arrebatado. Es importante notar que las elecciones en Venezuela están siendo observadas con mucha atención, principalmente en los Estados Unidos, pues dependiendo de los resultados y de quien sea el ganador, así mismo será la reacción y la posterior planificación de acciones de parte del imperialismo norteamericano. Marvin Najarro.






EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
DA UN PASO MÁS EN SU CONSOLIDACIÓN










Por Luciano Castro Barillas

Las encuestas tienen poco fiabilidad, con frecuencia son manipuladas, aunque las personas que se dedican a este tipo de negocios de preguntar a determinado grupo de personas sobre preferencias apelan a la cientificidad, para justificar su trabajo. Las encuestas políticas en no pocas ocasiones han resultado en absolutos fiascos y perplejidad cuando los candidatos hechos nudo de ilusiones resultan perdiendo el cargo presidencial, la alcaldía o una diputación y por supuesto su dinero, porque en ninguna parte del mundo resulta barata la promoción de una imagen o la comunicación de una idea, cuando las hay. Por ello, aunque la Revolución Bolivariana da la impresión de ser irreversible por el amplio respaldo social, una fuerza armada más que profesional compenetrada de un profundo sentido  patriótico y una clase política dirigente con convicciones de construir una Patria Socialista, que resuelva al menos para empezar las profundas contradicciones antagónicas de la sociedad venezolana, distensionadas gracias a los logros sociales, políticos e ideológicos de ese ingente deseo por construir la utopía de la felicidad.

El triunfalismo es peligroso y el optimismo debe manejarse con cautela. Nada está escrito de tal manera que no pueda ser inalterable. Venezuela es una economía petrolera cuya bonanza depende del precio de los hidrocarburos y por lo tanto vulnerable. Así como los ingresos pueden dispararse favorablemente, también puede los precios desplomarse y causar no daños, sino estragos a este tipo de economías cuyo crecimiento tiene innegables dificultades. El imperialismo y sus aliados internos no dejan de conspirar y no desaprovecharán ocasión para infiltrarse en la mínima fisura de la estructura de poder. Tampoco es cierto que esta elección defina el proyecto de la Revolución Socialista, no obstante un eventual triunfo de Chávez – por lo mucho que falta por hacer- comienza a hacer más expedito el camino del progreso, la democracia y el desarrollo.

No podemos caer en el error de la futurología política pero si podemos afirmar que un eventual fracaso de Chávez significará un total retroceso de los logros alcanzados y el retorno de su materia prima principal  -el petróleo-  a manos de quienes desde hace más de un siglo la han disfrutado a manos llenas. La oligarquía venezolana ha perdido la iniciativa política pero no está sola: cuenta con el más formidable aliado como lo es Estados Unidos y en segundo lugar su riqueza personal. Tampoco creo que el protagonismo actual de la izquierda  no sea irreversible: los errores hacen perder prestigio y sin prestigio se pierde el poder. Por ello esperamos las personas democráticas del mundo que el posible triunfo de Chávez fortalezca los procesos de cambio en América Latina y haga más fecunda aún las relaciones con todos los países del mundo  -como el caso de Irán- para construir un mundo mejor. El domingo siete estarán los resultados en horas de la noche y será hasta en ese momento que pueda opinarse sobre la base de los hechos. Todo lo demás son especulaciones que no son una buena contribución a la causa de la democracia y la realidad.










Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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