jueves, 23 de agosto de 2012

IDIOTECES PARLAMENTARIAS…




INTRODUCCIÓN

En una nota anterior me referí al Congreso de la República de Guatemala, como a la “casa de los horrores”,  pues ese recinto donde se reúnen o mejor dicho coluden en el arte de la transa y las fullerías los mal llamados representantes del pueblo o sea  los diputados, tiene de todo, menos de legislatura sensata y comprometida con los intereses del pobre pueblo que los eligió, precisamente, para servirles y no para burlarse de él  proponiendo idioteces, como esa, de que por “ley” se venda cerveza en los estadios. La brillante propuesta del diputado José Gándara del partido Compromiso Renovación y Orden (Creo que son lo mismo) es otra muestra de la inconsecuencia y falta de seriedad política de estos señores que no teniendo otra cosa que hacer en beneficio del pueblo Guatemala, recurren a ese tipo de actuaciones que hacen que las mulas, nobles y muy inteligentes animales, se sientan ofendidas por la comparación. Pero ojo, que entre tanto horror que produce esa gente está la propuesta  -nefasta por cierto- de reforma constitucional y de la ley electoral, que de materializarse conducirá, como ya lo han advertido varias voces, al cierre de los espacios políticos en los que puedan operar todas aquellas organizaciones políticas y populares que representan una alternativa de oposición al actual sistema político, que la derecha intenta imponer por la vía  de la manipulación y el contubernio; al pueblo de Guatemala. Tiempos nuevos y viejas contradicciones que irremediablemente harán que la historia se repita. Marvin Najarro.





IDIOTECES PARLAMENTARIAS

EN EL CONGRESO DE GUATEMALA

Creo
Integrantes de bancada Creo anuncian iniciativa para vender licor en estadios. 





















Por Valentín Zamora Altamirano
Agosto 23, 2012


¿Y este loco de dónde salió?, se preguntaron, entre perplejos y encolerizados, miles de ciudadanos guatemaltecos cuando los medios de comunicación difundieron la insólita y descabellada propuesta de un parlamentario del partido Compromiso, Renovación y Orden, CREO, cuyo lanzamiento a la palestra política nacional vendía la idea de que se trataba de un partido con filiaciones de intelectuales universitarios, capas medias medianamente cultivadas, pero sobre todo de personas honestas no experimentadas en política criolla (que equivale a ser experto en fullerías, añagazas y frecuentes tartamudeos de promesas electorales incumplidas) y que por lo tanto garantizaban a la hora de ganar las elecciones, de llegar a la administración del Estado, no al poder; impulsar un gobierno sin salpicaduras o, digamos, bodoques de corrupción, en un clima político nacional caracterizado por la inexistencia de auténticos espacios de análisis y debate. La interlocución política en países como Guatemala no existe. Todas las instancias de aparente  discusión para la búsqueda de consensos creadas por el sistema son sencillos corros para hablar ligerezas, reír, bromear, subestimar  de la lucha de los movimientos populares y su convicción de crear un mundo mejor. El diálogo político ha sido sustituido por la transa política, el arreglo amañado, la añagaza para seguir día a día, semana tras semana, año con año y cada cuatro años (al momento de las elecciones)  con sus banales ofrecimientos de un mundo político nacional sin ninguna credibilidad, pues incluso las personas que son “activistas” o “afiliados” carecen de convicciones. Se mueven en esos espacios egoístas y pestilentes a muladar callejero, de los tantos que abunda por las calles de las ciudades de Guatemala; por encontrar un trabajo. Si esto no ocurre, inmediatamente abandonan esos recintos y esas relaciones y van a donde puede entreverse, siquiera, la posibilidad de solucionar sus urgencias económicas. Ese es el mundo de la política de Guatemala: un mundo signado por la necesidad, por la miseria de tanto ciudadano que no ve, lamentablemente, otra solución a la búsqueda de trabajo que acercarse a ese mundo de la oferta y la demanda, de la compra-venta de voluntades. Por ello, cuando un parlamentario de la nueva derecha guatemalteca propone como iniciativa de ley al pleno del congreso que por ley se “permita vender cerveza en los estadios”, uno se pregunta ¿que hay al interior de esas cabezas? ¿Por qué tanta frivolidad? ¿Por qué tanta mediocridad? ¿Por qué tanta estupidez e incompetencia? Vaya, diputados o parlamentarios no necesitan la apología o propaganda de un partido nuevo, diferente y alternativo. Son la misma basura, la derecha que se recicla de mil maneras pero que en esencia son lo mismo: representantes legítimos  -no de sus votantes- de un sistema decadente, de una delicuescencia de ideales, de una derecha que no puede ofrecer nada más para la vida y el futuro de este país y que orilla, peligrosamente con las actuales propuestas de reformas constitucionales y ley electoral, al cierre de espacios políticos, que conducirá, inevitablemente como a finales de la década de los años 70  -óiganlo bien los irresponsables-  al relanzamiento de una nueva lucha armada. Cuando los espacios de debate político se cierran, surgen las expresiones de fuerza como lógica política. Los guatemaltecos son un pueblo que ya está curtido en muchas batallas de la lucha de clases, es un pueblo veterano y experimentado en la lucha contra el poder oligárquico-militar, y ante este cierre de espacios que está a la vuelta de la esquina, tendrá las respuestas que el caso amerita.










Publicado por LaQnadlSol
CT.,USA.

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