viernes, 15 de junio de 2012

EL PROCURAPEOR DE LOS DERECHOS HUMANOS






INTRODUCCIÓN



En el sórdido ambiente del periodismo fafero jutiapaneco, una figura, José Antonio “Tono” Alay, se destacaba por su rectitud, honestidad y convicciones democráticas. Tuve la oportunidad de compartir algunas veces con él, sobre todo en actividades de carácter deportivo, pues a ambos nos gustaba el futbol y llegamos a jugar en el mismo equipo -El Deportivo Jutiapa, del barrio Cerro Colorado- y aunque la diferencia en edades no era tan abismal, sí lo era en cuanto a los conocimientos y capacidades que Tono Alay poseía  para  percibir  y analizar en su justa dimensión los eventos de la vida cotidiana jutiapaneca y nacional. Además de ser un excelente comentarista político y deportivo, el ya fallecido Tono Alay, se destacó en el arte de la pintura y llegó a manejar con mucha habilidad el arte de la caricatura. No extraña, entonces, que haya sido el quien acuñó el término “procurapeor” para designar a la figura del Procurador de los Derechos Humanos de Guatemala, país en el que constantemente se violan los derechos colectivos e individuales, como lo demuestra el reciente caso de la activista comunitaria Telma Yolanda Oquelí, herida gravemente de bala por oponerse y demandar se respete el derecho a la vida de poblaciones hoy en día amenazadas por las prácticas voraces e inhumanas del capitalismo extractivista foráneo que, contando con la anuencia del gobierno, está arrasando con los recursos naturales del país al tiempo que causa más despojo y miseria a los sufridos y desamparados habitantes. ¿Qué hará el Procurador? ¿Se investigará a fondo este hecho? o será lo de siempre: continúan las investigaciones... Lo cierto del caso es que el cargo de Procurador de los Derechos Humanos, que está investido de tanta responsabilidad moral, debe de ser desempeñado por una persona íntegra y con plena independencia política para poder cumplir a cabalidad con tan delicadas funciones. Todo lo contrario  ha sucedido con la designación del nuevo procurador. Las componendas políticas han estado a la orden del día, al grado de que alguien, muy atinadamente, se ha referido al nuevo procurador como el Hombre del Presidente o sea El Procurapeor de los Derechos Humanos. Marvin Najarro.





EL PROCURAPEOR DE LOS DERECHOS HUMANOS

Jorge de León Duque
               Jorge de León Duque


Por Luciano Castro Barillas

Un periodista de provincia, valiente y hasta temerario, fallecido hace  casi dos décadas  -José Antonio Alay, más conocido como Tono Alay y quien laboraba en un noticiero radial-   fue quien acuñó este urticante y corrosiva término, con una buena e infatigable puya en contra del papel por siempre desteñido de cuanto Procurador de Derechos Humanos ha tenido el país, desde la “era democrática”, como han dado en llamarle los políticos nacionales a ese proceso de apertura político, que por momentos se elonga y a ratos se constriñe. El papel anodino desempeñado por este tipo de funcionarios no reporta beneficios visibles para los ciudadanos, sino gastos crecientes y defraudación. Muchos asuntos sensibles, espinosos o acuciantes de violación de derechos humanos son denunciados de manera más puntual y ágil por la prensa que por este funcionario, atrapados ahora más que nunca, en una dinámica burocrática donde se ha perdido por completo la imagen y función de defensor del pueblo, desmarcado de los poderes públicos tradicionales y ahora peor con la nueva persona electa por el Congreso Nacional, cargo al que fue propuesto por el presidente Pérez Molina, además que este señor era diputado electo por el partido político CREO, de filiación conservadora, lo cual deslegitima aún más una elección que cumplió las formalidades legales pero que no tendrá vigor instrumental porque no tiene la fuerza de la autoridad moral. ¿Quién puede sentirse orgulloso, satisfecho o realizado ser electo por el organismo más desacreditado y corrupto del Estado? Claro, siempre lo ha sido, pero nunca como ahora. Su elección fue resultado de ruinas componendas donde los verdaderos opositores políticos  -la sociedad civil- fue excluida políticamente, aunque tomada en cuenta a nivel de recepción de papeles o expedientes. El candidato de la Iglesia (Nery Rodenas) opositora al capital transnacional tampoco llegó lejos. Ni los académicos universitarios especializados en la enseñanza en derechos humanos por décadas como el doctor Sagastume Gemmell tuvieron la mínima oportunidad. La tuvo el politiquero, el heredero de ideales inexistentes y de prosapias absurdas y podridas, que quizá solo él se los cree, tal el caso del hijo de Ramiro de León Carpio, llamado por algún tonto por allí El Caballero de la Política. El nuevo Procurapeor, Jorge de León Duque,  es un funcionario indigno desde el principio, fruto del abominable concubinato de diputados y empresarios en sodomía con los altos mandos del Partido Patriota. Nada bueno, pues espera a los ciudadanos, tan desencantados que esa institución solo “defiende delincuentes” (por la observación del debido proceso), pero quizá tengan razón y los únicos que no han visto este hecho sean las personas sinceramente democráticas, quienes encerrados en el candor y la buena fe, han dado por más de dos década el beneficio de la duda a institución que sencillamente, no sirve para nada. Los defensores de los derechos humanos en contra de la violación a los derechos de los trabajadores, de los hombres del campo, de la naturaleza, de la salud y la educación, realmente están en las calles. El pueblo de Guatemala no  necesita. Procurapeores así. No necesita de ese tipo de institucionalidad huera y frívola y además costosa. No necesita de defensores del pueblo, pues el pueblo pobre de Guatemala (no los ricos) siempre se ha defendido solo. Y solo seguirá.











Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.

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