martes, 6 de marzo de 2012

¡ POR SUPUESTO !



 Por Magalí Rey Rosa, ecologista.


Esta semana, en el programa Enfoque 21. Minería ¿país rico o país pobre? la Ministra de Ambiente evadió  -muy hábilmente, por cierto-  la pregunta sobre si Guatemala tiene la capacidad para controlar a las transnacionales mineras. Dijo que la minería no está aún en su agenda, que el MARN (Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales) somos todos los guatemaltecos y que  -como su obligación es servir al pueblo de Guatemala-  ella no puede tener antipatía hacia la minería.  ¿Entienden? En el mismo programa, el Ministro de Energía y Minas dijo que están trabajando en un proyecto de reforma a la ley de minería, el cual espera que se apruebe este año; que para resolver los problemas provocados por la minería se creó  -en tiempos de Berger-  el Viceministerio de Desarrollo Sostenible y que ¡por supuesto! todos los guatemaltecos seremos tomados en cuenta. Llama poderosamente la atención que alguien haya pensado que es congruente poner el Viceministerio de Desarrollo Sostenible dentro de la institución que rige  las actividades mineras, que son absolutamente insostenibles. Yo no creo que el hecho de que el MEM esté trabajando en proponer reformas a la ley de minería genere confianza, o esperanza alguna, entre la población guatemalteca. Si fuera una iniciativa del Congreso de la República, la expectativa de que algún día pudiéramos tener una buena ley de minería sería aún menor. Los señores diputados al Congreso son, con poquísimas excepciones, los funcionarios menos respetados y queridos por la población a la que deberían representar.

Son miles y miles de guatemaltecos los que se han tomado el trabajo  (que no es poco) de organizar consultas comunitarias y de participar masivamente, en más de 50 municipios, para manifestar su oposición a la minería metálica. ¿Por qué a ellos no los toman en cuenta, señores ministros Archila y Sobenes?  Yo estoy segura de que somos muchísimos más los que no queremos que se destruyan para siempre las montañas, que escasee y se contamine el agua, ni que se enfermen los niños desnutridos de las áreas mineras; que los que sí quieren, porque se benefician si la minería les da un trabajo temporal o tienen negocios con la compañía. El tiempo para llamar a las mesas de diálogo, a las comisiones de alto nivel o a la concertación ya pasó, porque nunca pasó nada. Tal vez el peor legado de la minería metálica sea el conflicto humano. Hoy están divididas las familias en las comunidades donde han impuestos los proyectos mineros y está más dividida la sociedad guatemalteca. Estamos divididos entre quienes quisiéramos heredarles un país decente a nuestros hijos y aquellos que creen que el dinero es lo más importante del mundo y que sacar el oro de las entrañas de nuestras montañas es lo más inteligente que podemos hacer. Si el presidente Pérez tiene el valor para desafiar por el tema de las drogas al país más poderoso del mundo, cabe la posibilidad de que también tenga la entereza para desafiar el poderío minero y el valor para ordenar una consulta popular sobre un tema que puede definir, para bien o para mal, el futuro de Guatemala. ¡Eso sería tomarnos en cuenta!








Publicado por: Marvin Najarro
Ct., USA. 

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