viernes, 30 de marzo de 2012

A LOS DOS GOBIERNOS DE IZQUIERDA DE CENTROAMÉRICA (FMLN-FSLN) LOS CORRIÓ A SOMBRERAZOS LOS ESTADOS UNIDOS



INTRODUCCIÓN


Como era de esperarse, la ofensiva “diplomática” desencadenada por los Estados Unidos con el propósito de restarle peso a la propuesta de la despenalización de la droga del presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, ha rendidos sus frutos. Se sabe que el boicot encabezado por uno de los presidentes centroamericanos, Maurico Funes, presidente de El Salvador, con la complicidad del  presidente de Nicaragua, el sandinista Daniel Ortega, efectivamente, ha cumplido con el cometido de la Casa Blanca, que es desactivar todo aquello que afecte sus intereses, para volver a puntualizar aquella vieja expresión de Foster Dulles cuando afirmó que"los Estados Unidos no tiene amigos, solo intereses".  Indigna sí, la farsa de eso que llaman unidad centroamericana. Las actuaciones serviles y traicioneras -porque no se le puede llamar de otra manera- de Mauricio Funes (FMLN) y  Daniel Ortega (FSLN), ambos dizque representantes de la izquierda revolucionaria latinoamericana que ahora se han puesto del lado del mandamás del norte y a la vez dejar maltrecha la propuesta del presidente guatemalteco y  evanescer la imagen de Pérez Molina. Por ahí algún diario norteamericano insinúa también la posibilidad de que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, esté intentando comerle el mandado a Pérez Molina al ser él quien presente la propuesta de la despenalización en la próxima Cumbre de las Américas, opinión probablemente con algún fundamento. Poco importa lo que haga el presidente colombiano, el golpe está dado, pero lo que indigna y desmoraliza es la acción desleal de dos supuestos hermanos centroamericanos de izquierda, principalmente el caso de Ortega, consumado antiimperialista cuando le conviene. Con izquierdistas así para qué derechistas, pues la moralidad en la política, es uno de los principios enarbolados por las izquierdas del mundo entero. El presidente Otto Pérez Molina, contumaz hombre que viene de vivir la guerra, no cree que ese sea el camino correcto, pues como bien lo ha dicho el Christian Science Monitor: "Es bueno escuchar a un líder ex militar reconocer que la opción militar no es la solución. Marvin Najarro





Por Dagoberto Anaya, periodista independiente salvadoreño.


No simpatizo con militares porque, aunque se diga lo contrario, su formación militar siempre pesará fuertemente en sus decisiones políticas. Si los  militares son de izquierda o derecha, lo autoritario, el verticalismo, su voz de mando; no se les quita. Hugo Chávez está haciendo reformas muy importantes en todos los órdenes de la vida social de Venezuela, ha recuperado para el pueblo la riqueza petrolera y ha asumido una franca y desafiante posición antiimperialista, que más que socialista, le hace un soldado auténticamente nacionalista. No obstante todos estos atributos, muchas decisiones de él son autoritarias, impositivas, sin consenso y arrogantes, quizá por ello la naturaleza le dio una lección. Proclamó a los cuatro vientos ufano que ya no tenía cáncer y ahora resulta que el mal pernicioso lo tiene bien instalado en la región pélvica nuevamente. Esa recurrencia patológica lo ha llevado a ser ahora mesurado en sus declaraciones, o quizá menos optimista sobre los resultados de su vida y más consciente que las prácticas democráticas pasan por el consenso del entorno gobernante. Goza de prestigio y aprecio del pueblo venezolano, pero otra cosa es aceptar sus decisiones unipersonales. En Guatemala hay un militar vinculado con serias violaciones a los derechos humanos  -en opinión de grupos defensores de los derechos humanos nacionales e internacionales-, sin embargo he oído de él dos declaraciones que me han hecho pensar y me han impulsado a escribir este artículo. Declaraciones que podrían estar en boca de Fidel Castro o Hugo Chávez ante la obstaculización por parte de los Estados Unidos de su iniciativa de despenalización de las drogas por la incontrolable violencia en ese país Centroamericano, cuyos costos en vida corresponde a los centroamericanos y los beneficios a los Estados Unidos, ya que el dinero negro se queda indudablemente en el sistema financiero gringo y subsecuentemente éste se inyecta en su industria. Ha dicho este militar, cuando la embajada norteamericana en Guatemala le envió en menos de 24 horas su desacuerdo por su iniciativa de despenalización, lo siguiente: “Es que nosotros no vamos a hacer lo que dice los Estados Unidos. Haremos lo que tengamos que hacer”.  Pienso que eso se llama dignidad y apelación total, sin límites, a la soberanía nacional.  Hoy que se ha hecho público el boicot de los Estados Unidos contra esa iniciativa y que se utilizó como instrumentos de la política imperialista a dos partidos de izquierda, pregunto ¿en quién se puede creer? Por El Salvador gobierna el Frente Farabundo para Liberación Nacional, FMLN, y en Nicaragua el Frente Sandinista para la Liberación Nacional, FSLN?  El antiimperialismo de Daniel Ortega es acomodaticio, como el Lecho de Procustes (bandido de Ática que a sus prisioneros los atormentaba en una parrilla: si las piernas del infeliz se salían, se las cortaba y si las piernas eran demasiado cortas se las estiraba), porque cuando se reúne con Chávez, por ejemplo, proclama a los cuatro vientos su posición antinorteamericana, probablemente porque quiere quedar bien con el presidente venezolano. Dice lo que Chávez quiere escuchar. Le afirma de este modo que andan por la misma línea y atontado, como se le ha visto en los últimos años, es muy probable que si el presidente de Venezuela en algún momento dejará de darle la significativa ayuda en dólares y en petróleo para mantener a flote su irrelevante gestión gubernativa, se cambiaría de bando. Muchas de las mejores personas de los años de la lucha guerrillera sandinista tomaron sus distancia de este personaje insaciable de poder, con la mujer incluida, ya acostumbrado a vivir con toda la ostentación de los hombres acomodados, los cuales echó del poder en 1979. Por su lado el presidente salvadoreño Mauricio Funes defiende a ultranza el TPS (sin lo cual El Salvador colapsaría y que se ha pagado con trabajo servil y mercenario en Irak y Afganistán), con declaraciones habituales de avances en la mejora del país,  que nadie ve por ningún lado, razón por la cual el FMLN no tuvo crecimiento electoral pues quedaron empatados en las pasadas elecciones, si no es que el balance favorece a ARENA; por lo cual prestarse al boicot estadounidense en contra de una iniciativa que intentaba llevar al debate un tema crucial en Centro América como lo es el narcotráfico, no hace sino pensar de qué tipo o de cuál imperialismo habla Daniel Ortega y de cual dignidad nacional habla Funes. Con el caso del papel del presidente de facto hondureño, Porfirio Lobo, ocioso resulta opinar.  De este contradictorio, alevoso y feo sujeto era lo menos que se podía esperar. Serpea con convicción ante el imperialismo y es  -como su país Honduras-  una alfombra mullida pero inmunda por la que cualquier gringo puede pasar. En fin, el mundo es loco y muchas cosas se ven en él, especialmente cuando declara un gobernante de derecha, de manera audaz y sorprendente, precisamente hoy que se reveló la verdad del porqué la cumbre de presidentes centroamericanos fracasó: “Los presidentes de Centro América no deben dejarse presionar por los Estados Unidos. Funes fue utilizado para hacer el boicot. Los centroamericanos tenemos que tener dignidad, ser capaces de discutir nuestros propios problemas y no agachar la cabeza ante los Estados Unidos”.  No podría decir a ciencia cierta si los politiqueros son ahora los de izquierda o los de la derecha, pero lo único que recupero de todos estos hechos  -con el perdón de los revolucionarios antiimperialistas-  es la dignidad de un militar nacionalista guatemalteco de nombre Otto Pérez Molina.









Publicado por Marvin Najarro
CT., USA. 

No hay comentarios.: