domingo, 4 de marzo de 2012

CON LAS PLUMAS ALBOROTADAS


Si era como algunos pensaban o especulaban que, la propuesta de despenalizar el tráfico ilegal de las drogas del presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, no era más que una maniobra política tendiente a ocultar reales intenciones de otro carácter; los últimos acontecimientos demuestran todo lo contrario. El reciente viaje de la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, para reunirse con líderes centroamericanos, así como, la posterior visita del vicepresidente Joe Biden a varios países de Latino América, efectivamente demuestra el nerviosismo y la inconformidad de la alta dirigencia política  en Washington con la propuesta de la despenalización. Pues según lo informa el Huffington Post, el viaje de Joe Biden obedece a las presiones sin precedentes de los líderes políticos y de negocios para hablar de algo de lo cual los dirigentes de los Estados Unidos no tienen interés en debatir: La despenalización de las drogas. Dan Restrepo, el más alto oficial en la Casa Blanca para asuntos latinoamericanos, en conversación con reporteros dijo que, el vicepresidente espera sostener una “robusta conversación” con los líderes latinoamericanos a cerca de los problemas de seguridad que los países de la región enfrentan como consecuencia de las disputas entre narcotraficantes por el control del lucrativo mercado norteamericano. Además dijo que, los líderes latinoamericanos no deben esperar un cambio de política al respecto, y que, “la administración de Obama ha sido lo suficientemente clara en manifestar nuestra oposición a la despenalización o legalización de las drogas ilícitas.”

El asunto se ha tornado más espinoso para los jerarcas de Washington, en que ahora no son los antiguos ex presidentes de Colombia, México y Brasil o ex funcionarios de alto nivel internacional como; Kofi Anan, George P. Shultz y Paul Volcker quienes están sugiriendo la despenalización de las drogas, por el contrario (como en el caso de Otto Pérez  Molina) son los actuales presidentes, así como también líderes empresariales, quienes están proponiendo reformar la actual estrategia del combate a las drogas por una más efectiva y racional. Una que tienda a disminuir el costo económico y en vidas humanas que la hasta hoy inefectiva política ha dejado como resultado, sin haber cumplido con el objetivo de destruir a los poderosos carteles de la droga, y de paso; reducir el consumo. Jonh Walsh, del grupo de estudios independiente, Washington Office on Latin America, dijo que: es una situación muy diferente cuando los actuales jefes de estado están hablando de la necesidad de un debate profundo sobre este asunto. Es ciertamente diferente cuando los actuales presidentes están expresando esas palabras. Nadie lo hubiera creído posible  hace tan solo unos años.  La despenalización es una propuesta que merece ser debatida seria y democráticamente entre todos los países afectados por el ilegal flagelo del narco negocio. Pues como lo dice Danny Kushlick, jefe de la London-based Transform Drug Policy Foundation, (…) ultimadamente se trata de permitir, de que tenga lugar, una conversación democrática sin las presiones de los Estados Unidos. Lamentablemente la democracia no pasa de ser un conveniente concepto, útil únicamente, cuando se trata de proteger los intereses del Gran Patrón del Norte.
  
Según un comunicado de la Presidencia salvadoreña, el presidente de El Salvador, Mauricio Funes, en reunión privada sostenida con Janet Napolitano; le dijo lo siguiente: "Aprovecho su presencia para aclarar que no estamos de acuerdo con despenalizar el tráfico y el consumo de droga como medida para frenar el narcotráfico. Esa no es la medida, eso podría convertir a Centroamérica en un paraíso del tráfico y consumo de droga", enfatizó Funes, aunque explicó que "respeta la posición del mandatario guatemalteco", agregó la nota oficial. Seguramente que, el respetuoso rechazo manifestado por el presidente salvadoreño a la propuesta de su homologo guatemalteco es la más apropiada respuesta que espera la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, de todos los líderes de la región, pues se ajusta perfectamente con la posición de Washington de rechazo a la despenalización del negocio ilegal de las drogas y, desde luego a no permitir intento de insubordinación  alguna en su patio trasero.

Pérez Molina, a quien el Huffington Post describe como un ex general conservador derechista, sin duda ha causado revuelo en los altos círculos políticos estadounidenses al declarar que, la inhabilidad de los EUA para disminuir el consumo interno de drogas ilegales ha dejado a su país, con no otra opción, que considerar la legalización del uso y transporte de las drogas. El presidente guatemalteco, quizás sin proponérselo, ha puesto el debate de la despenalización en la agenda mundial, pues a pesar del rechazo inmediato de los Estados Unidos, ha sido bien recibida en diversa partes del mundo, como es el caso del parlamento británico. Nos guste o no, por las razones que sean, lo cierto del caso es que, Otto Pérez Molina ha sentado un precedente a nivel regional y mundial; si es inteligente, como lo dice el consultor en imagen política Roberto Carlos Escoto, puede abanderar un liderazgo para el área; obviamente esto va generar ciertos roces y rechazos por Estados Unidos y será más difícil por el hecho de que es militar. No está bien vista por la Embajada respectiva. Sin duda los dirigentes políticos y mandamases en Washington están con las plumas alborotadas por el extraño proceder del ex general y actual presidente de Guatemala. John Walters, ex czar de la droga de los Estados Unidos dijo: aquellos que están proponiendo un debate sobre la legalización están dando un paso desviado y peligroso. La legalización no es una solución, es una excusa.


Marvin Najarro








Publicado por: Marvin Najarro
Ct., USA.

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