sábado, 10 de septiembre de 2011

LA SEPTIMA BUFONADA ELECTORAL GUATEMALTECA.


 Así muy aptamente la describe, en el siguiente articulo el Profesor y Escritor Jutiapaneco, Luciano Castro Barillas. No debería ser un secreto para nadie con cierto conocimiento  de la historia reciente de Guatemala, que el quehacer político nacional es todo un espectáculo circense , con antifaces detrás de los cuales se esconden personajes de la más baja calaña, perpetradores de la debacle que es hoy en día  el país. Ha transcurrido más de medio siglo, y la Democracia que apadrinan los dueños del espectáculo le ha fallado miserablemente al pueblo guatemalteco, y,  a no ser que la urgencia de la necesidad provoque un vuelco violento, las cosas seguirán peor que hoy y ayer. Probablemente transcurran otros cincuenta años y el refrán aquel de que: “No hay mal que dure cien años ni pueblo que lo resista”, pasara desapercibido, sin pena ni gloria en la Guatemala enervada, de la eterna bufonada.----- Marvin Najarro.



LA SEPTIMA BUFONADA ELECTORAL GUATEMALTECA
Por: Luciano Castro Barillas
    
 Cuando usted lector amigo, este leyendo esta epístola cibernética, las elecciones del 2011 en Guatemala estarán por  realizarse o en tiempo real están teniendo lugar. Los sectores dominantes de este atormentado país montaron, una vez más, su bufonada teta anual para repartirse el poder político pues el poder económico desde hace siglos esta en sus manos. Son propietarios de todo: la superestructura política (lo jurídico, político e ideológico) es un machete con asentado y efectivo filo pues jueces y magistrados, con rarísimas excepciones, decapitan una y otra vez la alegoría invidente e imparcial de la justicia con resoluciones descabelladas. No es por gusto que el comisionado de la CICIG afirmara en Costa Rica que “la justicia en Guatemala está al revés pues el 98% de los casos criminales se quedan en la impunidad”. Las universidades, como centros formadores de nuestras generaciones, están copados y ahítos de las ideas neoliberales más extremistas, porque ahora el negocio de la desinformación no solo la hacen los medios de comunicación masivos sino “las universidades” donde una ciencia ramplona hace técnicos variopintos, aunque todos orientados en los postulados de la rentabilidad inescrupulosa. 

Bueno, y lo político, quizá esto sea lo peor. Lo mas catastrófico que está sucediendo a la sociedad guatemalteca: siete elecciones, de Vinicio Cerezo a Alvaro Colom, todas de derecha, han vuelto a este país, territorio, nación y estado juntos, un cachorro inservible y espacio alucinante para la angustia, el hambre y el horror. La derecha como gestión del estado y la sociedad es un absoluto fracaso, porque ¿Cómo explicarnos que de 1954 para el 2011 este país va de mal en peor? Los índices de desarrollo humano nos posiciona entre campeones y subcampeones a nivel mundial y latinoamericano: primer lugar en desnutrición infantil en América, segundo lugar en asesinato de mujeres, primer lugar en analfabetismo en América, subcampeonato por tener el presidente mejor pagado de América desps de Barack Obama. La lista es larga de personajes catódicos, auténticos, “mala onda” con este hermoso y paradisiaco país, si comparamos las tórridas arenas y pedregales de Libia o Afganistán, por ejemplo.  La suerte para los casi 14 millones de guatemaltecos no cambiara pues gane el que sea de los 17 partidos de derecha, la historia es la misma: el 80% de los diputados granujas, desaprensivos irremediables, se reeligen. Y los apéndices de diputados –alcaldes-  hacen su pasantía de saqueo de las arcas locales para tornarse al poco tiempo en “políticos profesionales” al llegar al antro parlamentario, donde pulen las mañas y se afilan las uñas. El colmo es que ahora los politiqueros estos tienen aspiraciones monárquicas: quieren insertar a sus vástagos en el noble y digno trabajo de ser diputados. Los alcaldes que van a reelección son el 60%. Es obvio que nuestra democracia no se puede revitalizar ni salvar con semejantes bellacos. La juventud en el Congreso Nacional debe ser de ideas, pues muchos jóvenes biológicos tienen (como el caso indicado) un pensamiento político y social viejo, atrasado y oligárquico. Las propuestas políticas solo fueron de muerte (la pena) y de seguridad represiva, no democrática. Algo así como la paz de los cementerios. No hay la propuesta de fondo que es impostergable en este país: La Reforma Agraria, La Reforma Fiscal y una verdadera redefinición del papel constitucional del ejercito. La institución armada sigue siendo hasta el día de hoy el factótum al que todo mundo le rinde pleitesía. Nadie osa contradecirlo y como fiel guardian de los intereses oligárquicos y al mismo tiempo parte de el, es un natural opositor a la Reforma Agraria (cientos de oficiales son medianos y grandes propietarios en la Franja Transversal del Norte de Peten vía despojo a las comunidades indígenas) y por supuesto a la Reforma Fiscal, los grandes rentistas le tienen franco y decidido terror al gravamen del impuesto sobre la renta y se niegan a dejar de ser elusivos con otros tributos obligatorios. Un ejemplo de esto es que la carga impositiva guatemalteca del 12% en relación con el Producto Interno Bruto, en vez de subir en el 2010 bajo al 10.1%, pese a los acuerdos fiscales del gobierno con el sector empresarial. Es de agregar que la carga fiscal de Guatemala es la más baja de América Latina (otro campeonato), siendo la razón (mas que los desaciertos del desenergizado y enteco presidente) de la virtual quiebra del estado guatemalteco, pues, aunque parezca increíble, los hospitales nacionales están tan desabastecidos que los enfermos del hospital, Roosevelt, tienen por comida unicamente plátanos cocidos y los bebes toman sus biberones de atole, solo que sin azúcar. Francamente eso se llama “desastre social” y las culpables son las derechas que durante más de 57 años han gobernado este país.
    
Por el momento no hay ninguna posibilidad para construir una sociedad mejor a través de las elecciones. Indudablemente el Estado y una sociedad distinta se forjara en vaya a saber usted que crisoles de lucha popular. Mi generación ya no lo verá. Pero la sacudida, el remezón político y social de esta nación será catastrófico, porque las salidas civilizadas ya no son posibles. Las instituciones políticas guatemaltecas no son la anciana sabia y venerable. Es una vieja marrullera de viejas ideas desacreditadas que un día, en su loca carrera, se fracturara todos los huesos.


Publicado por: Marvin Najarro
Connecticut, EUA.

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